Lo fuerte de estos cambios es lo desconsiderados que somos con el ambiente pues el gasto de energía que estamos haciendo es increíble, porque a pesar de que nos morimos de calor en la calle, al entrar en una tienda nos congelamos por el aire acondicionado, cosa que detesto, nosotros nunca estamos conformes con nada.
Aunque lo rico de esta temporada, debo decirlo, es que el día es larguísimo, a las 8 de la noche todavía está de día lo que te hace perder un poco la noción del tiempo, por lo menos para los que vinimos de Venezuela.
Por cierto, hace unos días Luisfer y yo quisimos hacer algo distinto, así que nos lanzamos a un picnic en un parque cerca de la casa, a pesar de que fuimos a una hora en la que el sol ya había bajado, no aguantamos ni dos horas en el sitio, creo que pecamos de principiantes, porque el parque estaba vacío del calor que hacía. Así que ahora si queremos hacer algo al aire libre, más vale que haya un aguita donde refrescarse porque si no nanay cocuy ;)
Seguiré informando del verano, si no es que me derrito primero.
Besos.
Lu