EL VERANO YA LLEGÓ… Y LA FIESTA COMENZÓ, por Piti Ferrer

Publicado el 11 agosto 2013 por Catalega @Catalega
Desde el mes de junio la gente empieza a hacer la pregunta del millón: “¿dónde te vas de vacaciones?”. ¡Como si a ellos les importara! y todo para decirte donde se van, porque a la gente le encanta adornar su vida contando las cosas que hacen. Y mira, si dijesen un lugar paradisíaco, todavía; pero para que te cuenten que se van una semana de alquiler a un apartamento en Fuengirola... ¡Qué queréis que os diga! Lo peor es lo pesados que se pueden llegar a poner si se les contestas que no vas a ir a ningún sitio y, si en vacaciones, uno/a no se mueve de su casa solo son por dos motivos: o porque no quiere o porque no puede. Y es que parece que en verano la gente tiene la obligación de “veranear” en la playa. Porque a cualquier cosa se le llama veraneo... Los hay que se meten siete en un apartamento-colmena de un dormitorio; los hay que tardan media hora andando en llegar a la playa; y los hay que alquilan un apartamento con cada mueble de su madre y de su padre, hule en la mesa y sofá vintage con dos dedos de aceite de coco dispuesto a que le hagan la prueba del carbono 14. ¡Aaah! pero ellos han estado de ¿veraneo? en la playa. También es verdad que hay apartamentos que están perfectos: en un estado impecable, con cierto gusto o, por lo menos, homogeneidad en su estética; en primera línea de playa o relativamente cerca y, sobretodo, limpios. Pero éstos, generalmente, se paga y bien... porque es complicado encontrar una pescadilla gorda y que pese poco. Aunque lo peor es el momento de poner los pies en la propia playa, abarrotada de gente, sin sitio para poner la sombrilla y encima teniendo que pedir perdón para llegar a la orilla... Y, como sea domingo, mucho cuidaito vayas a pisar una sandía en la orilla. Uuuummm... creo que esto no es lo peor, lo supera (si tienes la “gran suerte” de que te toque) la ola de calor peguntoso y las medusas de la orilla que hacen que te juegues la vida cada vez que te bañas desesperada por el calor. Con este panorama habitual en muchas costas españolas, y como prueba de ello el programa “Ola, Ola”, comprendo que haya gente que no vaya a la playa en verano. Entiendo porque prefieren utilizar este periodo tan deseado de “descanso” para hacer turismo de interior, ya que las ciudades están medio desiertas por todos los que se han ido a la playa; o se van a disfrutar en familia de la soledad del campo y el fresquito de la montaña; o vuelven a sus pueblos natales para pasar las vacaciones con toda la familia; o, simplemente, se queden en su casa tumbados en el sofá, debajo del aire acondicionado haciendo un “nada” y viviendo intensamente “la república independiente de su casa”. D. Perfecto y yo hay una cosa que tenemos clara: si salimos de casa en verano es para estar igual o mejor que en ella, porque, como se suele decir en Córdoba, “ir pa ná es mejor no ir”. ¡Y encima gastándonos una pasta! Así que, si encontramos algo interesante, nos vamos; que no, no pasa nada, hay más de trescientos días al año para hacer una escapada extraordinaria a donde nos la gana y el bolsillo llegue.