El proceso de deterioro comienza a acelerarse: se olvidan de los pobres y desprotegidos y empiezan a admirar la sociedad de los poderosos que antes condenaban y despreciaban. Cada día se sienten menos miembros de la chusma y más próximos a las élites. En sus ratos de conciencia y verdad, empiezan a sospechar que lo que sentían antes frente a los ricos no era "odio" sino "envidia", un sentimiento que merma a medida que ellos se adentran en los espacios del poder y la riqueza.
En pocas semanas, su obsesión será mantener los privilegios alcanzados y su mente entera, antes orientada hacia la protesta indignada, se convierte en una máquina de mentir, engañar y simular, siempre para ganar votos.
Es un mecanismo casi tan viejo como la misma Humanidad.
Los privilegios de la clase política española causan estupor y escándalo en el resto de Europa y en el mundo desarrollado. Ser un político en España equivale a entrar en el más selecto y privilegiado club. España tiene más privilegios para sus políticos que cualquier otro país desarrollado del mundo. Más coches oficiales, más aforados, más dietas, más amigos y familiares cobrando del Estado, más regalos para los políticos, menos controles, más impunidad, mejores pensiones y otras muchas ventajas y facilidades, entre ellas exenciones fiscales.
Francisco Rubiales Moreno