El Veto o Pin Parental (el pin es un número de identificación personal utilizado en ciertos sistemas, como el teléfono móvil o el cajero automático, para identificarse y obtener acceso al sistema) propuesto por Vox a las actividades complementarias de los colegios responde a la creencia de que la escuela instruye y la familia educa en valores (occidentales, se supone). “Los hijos son de los padres”, argumenta el partido ultraderechista, secundado por gran parte de Ciudadanos y del PP. “Un planteamiento –escribe Carina Farreras en La Vanguardia del pasado jueves– que resulta falaz desde su base porque no es esa la misión que la sociedad en su conjunto otorga a la escuela, procuradora de valores compartidos; es contrario a todo ordenamiento jurídico, no solo nacional, sino internacional; y es innecesario, pues las denuncias pueden contarse con los dedos de una mano cuando en España hay ocho millones de alumnos. El gobierno ha amenazado con llevar esta iniciativa a los tribunales. El veto parental está sobre la mesa de las comunidades de Madrid y Andalucía, además de Murcia. Vox lo incluye en los acuerdos previos a la aprobación de presupuestos lo que ha provocado una escisión en las opiniones del partido Popular y Ciudadanos”… Al llamado Pin Parental, debieran llamarlo Pin Patriarcal, que, además, concuerda con las siglas del PP. El sentido de posesión de los hijos, que son una responsabilidad y no una propiedad ni un seguro de vida, nos retrotrae a un pensamiento medieval, recuperado por el Nacional Catolicismo, que cosificaba a la esposa y a los hijos como una posesión más del padre, del hombre, de la que podía disponer cómo, cuándo y de la manera que quisiera. “En Francia, los niños dejaron de ser propiedad de los padres hace unos cuantos siglos”, manifiesta Enric Prats, profesor de pedagogía y autor del libro ‘La escuela importa’. En 1699, el obispo Fénelon, escribió una frase célebre: “Los hijos son menos de los padres que de la República; son la esperanza y la fuerza”…
En la respuesta ultraderechista a esta declaración se esconde la creencia de que los hijos no pueden comportarse, pensar o ser de forma distinta a como desean los padres, considera el psicólogo Jaume Funes, ex adjunto para la infancia al Síndic de Greuges. La escuela no puede, bajo esa premisa, abrir ventanas de conocimiento. “Quieren que siempre se vean las cosas a través de los ojos de la familia, un intento imposible hoy por la tecnología”, celebra Funes. “No quieren que vayan a talleres sobre sexualidad en el que se les habla de diversidad, propuestos por la escuela, pero no se enteran de que sus hijos llevan páginas y páginas de videoporno”.Hace tres meses, Ignacio Aguado, abogado y vicepresidente de la Comunidad de Madrid en el gobierno de la popular Isabel Díaz Ayuso, acudía a las aulas junto a los niños en “Vuelta al cole”, un programa de Telemadrid. Allí trató de explicarles, la necesidad de la educación sexual.
En el vídeo, se observan las dificultades que atravesó el líder de Ciudadanos ante la pregunta de dónde vienen los niños. “A ver…”, arrancó el político, mientras dibujaba, en un estresante silencio, dos monigotes en la pizarra a los que identificó como “un hombre y una mujer”. “Puedes hablar, ¿eh? No te preocupes”, le recriminaron unos alumnos. De pronto, el político rompió el silencio al explicar: “Aquí está papá y aquí está mamá. Se quieren, quieren formar una familia y viene un niño. Viene sobre todo del amor de dos personas que se quieren. Eso es lo más importante. Que haya amor y se quieran los padres”. Diego, uno de los niños, de 9 año, comentó: “Es que me lo has explicado con muy poco detalle… Yo sé de dónde vienen porque, aparte de que lo hemos estudiado en el colegio, mi padre es médico. Y, si no lo supiese, según la explicación que usted nos ha dado, sería ‘Ah, pues los bebés nacen cuando un chico y una chica se quieren y entonces de su amor aparece un bebé por magia… Podía haber explicado por qué y cómo se forma la vida”, continuó, mientras otra niña lamentaba que “no sabía cómo decirlo muy bien y, al final, había dicho “Pues si hay amor, hay niños”.Ocurrió el pasado 27 de octubre, cuando el político de Ciudadanos fue examinado de diferentes materias y retado a distintas pruebas para valorar sus capacidades y su conocimiento de la ciudad que gobierna. Y, como es habitual en el espacio de la cadena madrileña, hizo frente a la complicada prueba del minuto en la pizarra, donde los famosos invitados debían explicar un tema para que los niños lo entendiesen en 60 segundos. La argumentación de Aguado fue demasiado sencilla e ingenua por su parte, basada en el amor que tiene que existir entre un hombre y una mujer. Un argumento que convenció a la mayoría de los alumnos, pero no a Diego, el niño que no entendía su explicación y, visiblemente indignado, le matizó: “Con lo que ha dicho, parece que, por su amor, de repente, aparece un bebé por arte de magia”. Y se propuso dar una explicación más científica y coherente: “Un espermatozoide y la célula reproductiva de la mujer se juntan y de ahí aparece un ser vivo”. Un “encontronazo” que no pasó a mayores y que el mismo Aguado se tomó con humor, como luego reflejó en las redes sociales. Pero que también evidenció el escaso y débil argumento exhibido en las aulas por el político y abogado.
El “Pin Parental” de Vox se ha convertido en el epicentro de un encendido debate escolar. Y el Gobierno va a recurrirlo allá donde se implanta.Tres meses más tarde, Santiago Abascal, presidente de Vox, denunció que, en las aulas, se enseñaban juegos eróticos, lo cual era desmentido con datos por sus socios del PP. En este sentido, Isa Serra, la portavoz de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid, posteó el vídeo de Ignacio Aguado en el que ilustraba toscamente la necesidad de la educación sexual. Y Anilo Albin, en @danialri, escribió en Público del pasado martes un interesante artículo titulado “Grupos ultracatólicos impulsaron la campaña de censura parental que ahora abraza el PP”, en el que señala que Hazte Oír lleva ya seis años con distintas iniciativas dirigidas a fomentar el denominado ‘Pin’, para lo cual impulsó diversos actos de presión. Una de las activistas que lideró esos reclamos es hoy diputada de Vox en la Asamblea de Madrid. “La Asociación Editorial Tradicionalista cuenta con dos frentes de batalla. Por un lado, ofrece descuentos en la compra de algunos libros que reivindican, según sus propias palabras, ‘el espíritu que animó nuestra Cruzada de Liberación’, término con el que definen al golpe de estado franquista. Al mismo tiempo, tiene una tarea más próxima en el tiempo, defendiendo la implantación de la censura parental que promueve el PP. La polémica generada por este asunto ha entrado de lleno en la Editorial Tradicionalista y, sobre todo, en la sede de Hazte Oír. El lobby ultraconservador que dirige el abogado Ignacio Arsuaga lleva ya varios años predicando contra la educación en materia de violencia de género e igualdad en las aulas. Y, hoy, trata de incidir en el debate abierto sobre el denominado ‘Pin Parental’. En Hazte Oír llevan empleando ese término, defendido por Pablo Casado, desde al menos 2014”.
La irrupción de Vox en algunos gobiernos autonómicos fue determinante para que “Hazte Oír”
decidiera incrementar su campaña de presión. “El PP, Ciudadanos y VOX tienen la responsabilidad histórica de legislar, en las comunidades autónomas en las que gobiernan o influyen para que ningún niño ni ningún adolescente se vea obligado a recibir lecciones de ideología de género o de educación afectivo-sexual por de los activistas que se cuelan en las aulas para impartir charlas o realizar talleres con los menores”, reivindicaba el lobby ultra en septiembre pasado, coincidiendo con el lanzamiento de la campaña #MisHijosMiDecisión. En el marco de esa iniciativa, Hazte Oír publicó un largo listado con los nombres de colegios públicos de toda España en los que, según sus criterios, se “llevan a cabo clases, talleres, charlas, etc., a cargo de organizaciones LGTB”, lo que calificaba como “adoctrinamiento”. En noviembre pasado, esa misma asociación promovió un manifiesto al que se adhirieron grupos como la franquista Editorial Tradicionalista, la Asociación Española de Abogados Cristianos, la ONG católica Remar o la plataforma Enraizados, entre cuyos objetivos figura “defender la tradición cristiana de España como fuente de su unidad y solidaridad”. En un manifiesto conjunto lanzado el pasado 18 de noviembre bajo el paraguas del Día Internacional para la Prevención del Abuso Infantil, las entidades firmantes reclamaban “la inmediata implantación en todos los centros educativos y en todas las comunidades autónomas del Pin Parental”, al tiempo que exigían que “se deje a los niños que sean niños y se impida a políticos, ideólogos y activistas LGTBI, imponerles doctrinas obligatorias sobre su comportamiento afectivo y sexual en las aulas”. Y ahora, en plena polémica sobre la implantación de la censura parental, Hazte Oír aplaude la decisión del Gobierno de Murcia de “introducir el Pin Parental en los centros escolares”. “Esto es imparable –exclamaba–: los padres ya no están dispuestos a aguantar ni un minuto más a los adoctrinadores que se cuelan en las aulas para explicar a los niños feminismo radical, ideología de género y educación afectivo-sexual a medida de la izquierda”, reivindicaba. Hazte Oír busca que la censura parental llegue también a la Comunidad de Madrid. Del mismo modo, anunció que presentaría a todos los grupos parlamentarios “una Proposición No de Ley (PNL) que exija al gobierno regional que garantice a los padres” el acceso a la censura parental. La portavoz de Vox en la asamblea madrileña, Rocío Monasterio, ha exigido la aprobación de esa medida como condición indispensable para apoyar los presupuestos autonómicos de 2020.La censura parental –conocido como Pin Parental, propuesto por Vox en Murcia– se hizo eco en la Comunidad de Madrid, generando un desacuerdo entre Ciudadanos y el PP. Y Monasterio exigió aceptar esta medida como condición para sacar adelante los Presupuestos. Sin embargo, PP y Cs parecían discrepar sobre esta propuesta, la cual obligaría a informar a los padres de las actividades que se realicen en los colegios dentro de las actividades complementarias, como pueden ser las charlas sobre diversidad LGTBI. Por un lado, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, declaró ser contrario a que en esta región se implantase la censura que proponía Vox porque “en los colegios tiene que haber una educación reglada que no puede ser arbitraria para las familias”. Aseguró que su formación “no va a aceptar ese tipo de fórmulas”. Pero señaló que “sí tendemos la mano a Vox y a todas las formaciones políticas para buscar lo que nos une e intentar sacar adelante presupuestos, leyes y hacer que esta legislatura en la Comunidad sea fructífera”. Por el otro lado, el Consejero de Educación y Juventud de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, se mostró “dispuesto” a analizar una posible propuesta sobre la implantación de la censura parental siempre que “sea legal”, respete la autoridad del profesor, la autonomía de los centros y “mejore el sistema que actualmente tenemos aquí”. Con todo, insistió que esta propuesta no figura en el documento acordado con Vox para que esta formación apoyara la investidura de Isabel Díaz Ayuso y defendió el sistema actual de la Comunidad de Madrid, basado “en la transparencia sobre el ideario y las actividades de los centros”.
Esther Jaén, en Cuartopoder.es, pone a Núñez Feijóo y Alonso en el punto de mira de los “casadistas”. Dice que el debate sobre el pin parental ha vuelto a agitar las aguas en el PP. Que las palabras de ambos líderes territoriales se han considerado una “enorme deslealtad para con el presidente del partido”. Jaén asegura que Casado ha mostrado su apoyo al veto parental y que incluso llega a comparar las intenciones de la ministra de Educación, Isabel Celaá, cuando argumentó que los hijos no eran propiedad de los padres, con las prácticas de dictaduras comunistas. “Sin embargo, tanto el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, como el líder del PP en el País Vasco, Alfonso Alonso, decidieron seguir su propia línea, dentro de la moderación que vienen reclamando al propio Casado y se salieron del guión marcado por Génova. El presidente gallego, Nuñez Feijóo, pidió sosiego para tratar un tema tan sensible como el del pin parental y, aunque responsabiliza al gobierno de Pedro Sánchez de ‘politizar’ la educación, advierte que él no pensaba hacerlo (tampoco para dar la razón a su jefe de filas, Pablo Casado). Por su parte, Alonso tacha de ‘absurda’ la exigencia de VOX de poner en marcha un pin parental, porque ‘los de Vox quieren que los padres no cumplan el currículum si no les da la gana’ y pide sosiego y moderación. Las palabras de ambos líderes territoriales se han considerado una ‘enorme deslealtad para con el presidente del partido’”.
Según Enrique Javier Díez Gutiérrez, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León y Coordinador del Área Federal de Educación de Izquierda Unida, la estrategia difundida en España por el grupo fascista VOX, a través del que ya muchos denominan “Pin Neandertal”, tiene un largo recorrido. “Es un clásico de la manipulación de los sistemas autoritarios, presentando el control y la censura como un paternal ejercicio de ‘protección de los menores’, incluso de sí mismos. Con los mismos esquemas, con las mismas falsas imágenes, con las mismas fake news o mentiras y con los mismos vídeos, que se difunden en redes sociales y grupos familiares de WhatsApp, donde niños y niñas ‘encantadores’, desde Costa Rica a España, piden que en el colegio se dé matemáticas y en casa se eduque en valores. Son las estrategias de ‘lawfare’ (guerra jurídica contra la democracia) que los grupos ultraderechistas y los grupos evangélicos ultraconservadores (financiados por EEUU en Latinoamérica para combatir la teología de la liberación, que cuestionaba la desigualdad y la injusticia y apostaba por los pobres), han utilizado para dar golpes de estado ‘blandos’, en Brasil o Bolivia, y poner en el poder a líderes ultraderechistas como el militar Bolsonaro o Añez. Exigen una censura educativa previa, un nihil obstat propio del nacional catolicismo de la dictadura franquista, para controlar que los centros educativos públicos y los profesionales cualificados que en ellos educan, no aborden ‘temas controvertidos’. Lo cual, traducido en sus categorías, significa que el profesorado no cuestione la homofobia, que no critique el racismo o la desigualdad, pero que, por el contrario, las clases de religión sigan adoctrinando en catolicismo, o que se promueva desde las administraciones educativas neoconservadoras el militarismo o ‘jurar bandera’ en los colegios. Es decir, pretenden que se vuelva a la educación franquista, teñida con emprendimiento y educación financiera y con métodos coherentes con su ideología: ‘la letra con sangre entra’. Lo que hay detrás de este pin es su incapacidad para admitir una sociedad democrática plural y tolerante. No admiten pensamientos diversos, visiones críticas o que cuestionen el sistema. Su estrategia es utilizar la educación para imponer una mentalidad única, una sola forma de ver el mundo: volver al blanco y negro del nodo franquista. Machismo, toros, caza, nacionalcatolicismo, patriotismo de bandera, militarismo, racismo y xenofobia, privilegios de los ricos y señoritos y sumisión de los demás. Es su discurso del odio trasladado a la educación, a la diversidad, a la igualdad, a la justicia y a los derechos humanos. Algo propio del fascismo”.
El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, con el pin antifascista en la solapa, vinculaba el pasado martes en Teatro del Barrio, donde nació Podemos, “el merecido homenaje que merecen los que trajeron con sangre la democracia a España” con defender su legado de “democracia y justicia social... y eso es también la educación pública”. Y acusó a “la ultra derecha y a la ultra ultra derecha” de “atacar la educación pública”, que “es educación en democracia”. Iglesias hizo un paralelismo entre lo que él llama padres y madres de la democracia, los homenajeados en el acto al que acudía, y los que “arrancaron a niños y niñas de sus padres para enseñarles a cantar el Cara al sol, para decirles que la letra con sangre entra... o a las niñas para acostumbrarlas a que pasarían siempre la vida bajo la bota de un varón”. Para Iglesias “es escandaloso que sean los herederos ideológicos de aquéllos los que ahora dicen que educar en democracia es adoctrinar”. Por eso, comprometió al Gobierno al que representa en la defensa de la educación pública “frente a los que quieren volver al pasado”. Y explicó su visión de la polémica: “La libertad no es que haya colegios que dirija la Conferencia Episcopal, sino que cualquier niño o niña pueda recibir la mejor educación pública independientemente de dónde nazca”. Por su parte, el diputado y portavoz de Más País, Íñigo Errejón, dejó un vídeo donde clava los verdaderos motivos por los que la ultraderecha y la derecha defienden el veto parental. Se trata de un extracto de su participación el pasado martes en Los Desayunos de TVE, donde reflexiona sobre la tendencia de los ricos a separarse de la sociedad y sobre lo que realmente esconde toda esta polémica: el ataque a la escuela pública. “La censura educativa –dice– es una cuestión de clase y un ataque a la escuela pública”.
Victorino Mayoral Cortes, presidente de la Fundación Cives, describe en Cuartopoder “el pin de todas las batallas” en el que recuerda: “Quien crea que el conflicto escolar y cultural que se vive y recrudece dentro y fuera de España es cosa del pasado, vive en una beatifica ensoñación y debe volver a la realidad cuanto antes. Los sectores ultraconservadores políticos y confesionales de Europa y América, hoy empoderados por sus liderazgos fuertes y autoritarios y avances electorales, intentan romper, frenar o hacer desaparecer los procesos de conquista de derechos y libertades civiles individuales y colectivas, que se han sucedido durante las últimas etapas de expansión de las democracias. De ahí sus rudos y persistentes ataques contra las conquistas de derechos de ciudadanía igual que han aportado las leyes más avanzadas de la democracia española en materia de matrimonio entre personas del mismo sexo, igualdad de género, violencia contra la mujer, o de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo…. Es el miedo al pluralismo y el rechazo a las reglas de juego de la escuela como servicio público abierto e integrador y garante del derecho a la educación de todos y todas en condiciones de igualdad. Es la ignorancia y el rechazo de la escuela como comunidad educativa democráticamente participativa y su preferencia por la concepción primitiva de la educación como una especie de supermercado al que cada familia acude para adquirir, según sus gustos individuales, las mercancías de meros paquetes de conocimiento que le pueda ofertar la empresa escolar pública o privada”.
La mala noticia, según Gerardo Tecé en su artículo “Padres propietarios”, es que volvemos a estar enredados por la enésima ocurrencia de la cúpula de la extrema derecha. “La buena, que ahora podemos dibujar con más detalle el desconcertante perfil de ese padre maleducado que entiende al educador como un empleado doméstico al que gritarle cómo debe hacer su trabajo. El profesorado entendido como la extensión de la dominicana que te viste al crío por las mañanas. No hay mal que por bien no venga. ‘No consigo que pongan las tildes, voy a conseguir que se hagan maricones’, resumía en redes sociales un profesor sevillano el jaleo provocado por la derecha y su repentina necesidad, cuarenta años y siete reformas educativas después, de un pin parental con el que poder vetar cierta parte del mundo a los niños escriturados a su nombre. El término elegido para la ocurrencia –pin parental– da algunas pistas sobre la actitud con la que estos propietarios de críos afrontan una problemática sacada de la chistera: pulsas el botón de limitarle contenidos desde el sofá y listo. La medida promovida en Murcia por Vox ha sido abrazada por el PP nacional como solo se abrazan las cosas que amas de verdad. De un tiempo a esta parte, esto no es noticia. Vox se ha convertido en el principal camello de un Pablo Casado que compra cualquier producto –por tóxico que sea– que el partido fascista ponga en el mercado político. También la actitud grotesca se compra. Una actitud y unas formas que llevan al PP a hablar de Cuba o de Stalin para exigir libertad ante una ley educativa aprobada por el Gobierno de Rajoy en 2013. Sería un chiste si no fuera una diarrea mental. Para 2021, calculo que Vox propondrá acabar con las plazas reservadas a discapacitados y entonces Casado se sumará subiendo la apuesta: exijo mi libertad de poder aparcar encima de la acera, aunque le pese al comunismo”.
Así lo ve Pep Roig en “Ultima Hora”, en la que titula: “Pablo Casado, contra la ley Wert que aprobó Pablo Casado”. Y así continúa: “Pero lo más estrambótico del caso es que esa norma de la que Casado está en contra y por la que acusa al actual Gobierno de pretender adoctrinar a sus hijos (‘Saquen sus manos de nuestras familias’, exclamó el líder) está en vigor desde 2013 por ser uno de los artículos de la llamada Ley Wert, Ley de Educación aprobada por el Gobierno presidido por Mariano Rajoy y refrendada por el Parlamento por mayoría absoluta con los votos favorables de todos los diputados del PP entre los que estaba Pablo Casado. Es decir, que el presidente del PP, en su ‘cruzada’ anunciada contra el Gobierno de ahora, se muestra, firme ademán, contrario contra la ley que él con su voto aprobó y aplaudió fervorosamente (que es como se aplaude desde cada escaño a sus respectivos jefes). O sea, que el aplauso de entonces es el abucheo de ahora. La bendición que celebró se torna en maldición sin cuartel. Y todo por conservar unos gobiernos regionales y aprobar unos presupuestos, todo a las órdenes de VOX, que es el que realmente dirige el cotarro. Todo eso me lleva a comprender el significado de aquello de ‘va como pollo sin cabeza’, mejorando la imagen de todos los presidentes que ha habido en AP y el PP”.
Fotomontajes, imágenes y frases sorprendentes de esta semana:
El Jueves. ¿Es que nadie piensa en los niños? #PinParental
VOX ataca un sistema educativo que es el de Rajoy. La reacción del PP es ponerse de lado de VOX. Casado decide destrozar el PP, yendo al son que le marca la Caspa.
. Oleaje histórico en Porto Colom (Mallorca) . Parece el faro del fin del mundo.
El humor en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Pat, Dávila, Eneko, Manel F., Javirroyo, B. Vergara, Enrique, Atxe…
Miguel Ángel Rodríguez, MAR.
Sílabas ordenadas.
Demasiado tarde.
Desde Mallorca, Pep Roig nos recuerda: Gloria no deseada,
Un presidente del Gobierno español, hablando en inglés y rompiendo la tradición, Doble dirección, Propietarios, Tendencia…Los vídeos de esta semana: