El viacrucis de los cubanos tras derogación de la política “pies secos, pies mojados”

Publicado el 19 enero 2019 por Tablazo Tablazo Cubanoti @tablazocom

En ese contexto de dificultades, las detenciones de quienes anteriormente podían ingresar a EEUU sin tropiezo alguno, con el simple hecho de pisar suelo estadounidense, se han convertido en una "pesadilla". Millares de cubanos que no "pasan" la entrevista de "miedo creíble", especialmente en la frontera con México, quedan expuestos a confinamientos que, en muchos de los casos, doblegan su capacidad de resistencia.

Las denuncias de cubanos que reportan "malos tratos" en cárceles de Inmigración se han tornado constantes y cada vez más "crueles". En este sentido, la mayoría de esas querellas señalan a centros de detención situados en Luisiana, en donde, incluso, en septiembre pasado, un hombre terminó quitándose la vida por razones que se atribuyen a supuestas "condiciones deplorables de reclusión".

Hasta finales de diciembre de 2016, los nacionales de la isla antillana que lograban "poner un pie" en tierra firme de EEUU podían ingresar con un "parole" (documento provisional). En estos momentos, quienes ingresan, pero son detenidos, tienen como "última esperanza" la Ley de Ajuste Cubano, que confiere un tratamiento especial a los ciudadanos de ese país para solicitar la residencia permanente al año y un día de haber entrado al país.

Un cúmulo de denuncias

El abogado de Inmigración Wilfredo "Willy" Allen, quien viaja periódicamente a Luisiana para atender casos de clientes que contratan sus servicios legales, dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS que las denuncias de cubanos por maltrato en los tres establecimientos carcelarios destinados a "migrantes ilegales" en ese estado "son muchísimas".

willy allen

El abogado de inmigración Willy Allen.

ARCHIVO

Allen, uno de los más experimentados juristas en esta materia en la Florida, afirmó que la semana pasada estuvo en Luisiana, "asistiendo a un juicio", y tuvo la oportunidad de dirigirse a "muchos cubanos" que se encuentran detenidos. "Todos, sin excepción, me dijeron que los maltratan, que los servicios en esas prisiones son muy malos".

Dijo, sin embargo, que "todos sabemos que son cárceles y no hoteles", pero -añadió- "principalmente en los centros privados el trato para los detenidos es muy malo; no hay una buena medicina, tampoco un buen servicio de visitas para estas personas, que son seres humanos y tienen que ser tratados como tales".

Agregó que en Luisiana existe una "evidente política para no poner en libertad a estas personas", a quienes "se les niega la posibilidad de obtener un parole o una fianza administrativa". Por tanto, "tienen que ir a juicios, que son relativamente rápidos porque las personas están detenidas, y nueve de diez cubanos, en promedio, terminan deportados".

El letrado enfatizó que "ganar un proceso de asilo político, estando detenido, es casi imposible en Estados Unidos, pero mucho más en ese estado". A circunstancias similares también deben enfrentarse -acorde con Allen- no solo cubanos, sino migrantes de Nicaragua, Honduras, México y otros países.

Según el abogado, en otros estados como Texas, Pensilvania o Florida "muchos de los cubanos que han sido detenidos logran una fianza con menos problemas, luego de que pasan la entrevista de miedo creíble".

"Es una decisión bajo la discrecionalidad de un oficial de deportación; no hay una ley que lo obligue a hacerlo, pero en Luisiana vemos que hay patrón muy definido para negarles todo a estas personas", advirtió.

Algunos reportes de prensa indican que varios migrantes cubanos detenidos en prisiones de Luisiana han intentado suicidarse, y que otros han realizado huelgas de hambre en el último año. Al respecto, la Policía de Inmigración (ICE) no ha confirmado los casos de intento de suicidio.

Deportado a Cuba

Santhy Naranjo

El cubano Santhy Naranjo.

CORTESÍA

DIARIO LAS AMÉRICAS logró contactar al cubano Santhy Naranjo, quien permaneció alrededor de cinco meses en una de las cárceles de inmigración en Luisiana y hoy se encuentra en su natal Ciego de Ávila, en el centro de esa isla antillana, tras ser deportado el pasado 4 de enero.

El joven de 29 años estuvo en tres prisiones luego de ser detenido en Laredo, Texas. No obstante, su experiencia como reo en Luisiana, según su testimonio, "es algo de lo que no me quiero acordar, ni le deseo a nadie, ni a mi peor enemigo".

Naranjo dijo que, pese a su estado de salud, producto de un problema de apendicitis, solo recibía atención básica en la enfermería del penal. "Me daban unas pastillas para el dolor, me tomaban la presión, me tomaban el peso corporal y nada más. El trato era inhumano".

Afirmó que "había una gran indiferencia contra los cubanos", a tal punto que "siempre nos decían que ya no tenemos los privilegios de antes, que ahora nos pueden deportar y, mire usted, en donde estoy hoy".

Debido a su padecimiento, Naranjo trató infructuosamente de ser auscultado por un médico especialista y aseguró que solo ahora, en Cuba, se está sometiendo a los procedimientos que le fueron negados mientras esperaba una decisión en su caso de inmigración.

Por otro lado, el cubano afirmó que fue "obligado" a firmar un documento en el que aceptaba una sanción por el término de 10 años sin poder ingresar a los Estados Unidos, cuando existía la posibilidad de marcar una casilla en la que solo admitía un "castigo" por cinco años.

Naranjo, quien por ahora no tiene pensado tratar de reunirse con sus dos hermanas que viven en los Estados Unidos, también denunció que durante su traslado a Houston, en donde lo hicieron abordar un vuelo comercial para su regreso a la isla, un agente de ICE estuvo a punto de fracturarle un brazo.

"Yo gritaba para que me quitara las esposas, pero estuve así por casi dos horas, como si fuera un delincuente", dijo finalmente.