‘El viaje de Pau’ vuelve a Valencia

Publicado el 29 agosto 2014 por Benjamín Recacha García @brecacha

‘El viaje de Pau’, paseando por Valencia junto a sus nuevos amigos.   Foto: Ana Alfonso

El libro viajero agota sus últimos días de trayecto. Está en Asturias, disfrutando de la compañía de Noelia Entrerríos y recordando las valiosas experiencias acumuladas en los últimos nueve meses antes de regresar al punto de donde partió. Pero aún quedaban crónicas pendientes de sus dos anteriores etapas: Álava y Valencia. La crónica de la etapa vasca está cocinándose. Hoy os sirvo la valenciana, lista para ser degustada. Nos llega de la mano de Ana, ganadora junto a Noelia del “privilegio” de ser una de las dos últimas anfitrionas de Pau y compañía.

Ana es una joven bloguera a la que descubrí hace poco tiempo. Bueno, creo que en realidad fue ella quien me descubrió a mí. Me pidió mi opinión sobre su blog ‘Luces, cámara y acción’ y consejo para hacer realidad su sueño de ser escritora. Consejo a mí, que apenas soy un aprendiz en el complejo universo literario/editorial. Ojalá conociera la fórmula mágica… En cualquier caso, resulta reconfortante encontrar a gente tan joven como Ana con inquietudes literarias y que se toma en serio el trabajo de mantener un blog con contenido creado por ella misma.

Os invito a acompañarla en este paseo por Valencia, la segunda vez que El viaje de Pau la visita en su largo recorrido por España.

El 1 de agosto llegó Pau a mi casa a las 11:30, no podía haber venido justo en mejor fecha y hora que esta. Pues a las 12:00 ya cogíamos el autobús para ir a la capital del Turia, Valencia.

Primero no sabía bien donde llevar a Pau, pues soy de un pueblo de Valencia, y a la capital iba pocas veces, así que le tendría que enseñar los rincones más mágicos de mi gran ciudad en tan solo un día.

He de decir que Pau iba bien acompañado, todos mis amigos decidieron venir con nosotros y hacer de guías turísticos para él.

Ana, la joven anfitriona, nos presenta a sus simpátic@s amig@s.   Foto: Ana Alfonso

Primero, fuimos a enseñarle la plaza de la Virgen. No es que hubiese tantas cosas, pero Pau tuvo el privilegio de darle de comer a las palomas (intentamos hacerle una foto, pero las palomas salían volando).

Después nos dimos un descanso y fuimos a comer al Mc Donald’s, donde planificamos lo que íbamos a hacer por la tarde. Decidimos llevar a Pau a ver la catedral y el Micalet.

La maqueta de la catedral, en la plaza de la Reina. Foto: Ana Alfonso En el interior de la catedral de Valencia. Foto: Ana Alfonso

Aquí esta Pau haciendo una de sus mejores poses para la foto en la catedral (siento que esté un poco borrosa, pero es que se me cayó el móvil y desde entonces las fotos salen borrosas).

Después de subir tropecientos mil escalones llegamos a lo alto del Micalet, y tanto Pau como yo sabemos que mereció la pena: las vistas desde allí arriba son mágicas.

Panorámica desde el Micalet. Foto: Ana Alfonso ‘El viaje de Pau’ subió hasta el Micalet. Foto: Ana Alfonso

Después de subir el Micalet fuimos al parque del río a descansar tumbándonos en la arena, y ya sobre las 8 o las 9 regresamos a casa.

Al día siguiente Pau y yo teníamos agujetas por todos los lados, así que decidimos descansar en casa un poco. Pero cuando se nos pasó un poco el cansancio fuimos a Benassal, un pueblo de Valencia que decidí que sería bonito enseñarle a Pau.

Lo que caracteriza a este pueblo es que el agua que bebes procede de la montaña y está muy rica, así que cogimos agua de la famosa fuente para llevárnosla a casa.

Bonito paisaje el que enmarca al pueblo de Benassal. Foto: Ana Alfonso La fuente de Benassal. Foto: Ana Alfonso

Por último, Pau y yo pasamos un fin de semana en El Perelló. El tiempo no nos acompañó en esta última parada, pero la compañía era excelente. Fuimos a la playa y cogimos las tablas para surfear las olas.

Las olas de la playa de El Perelló, a punto para surfear.   Foto: Ana Alfonso

Por último, me gustaría añadir que me siento muy afortunada de haber compartido estos días con Pau. Han sido inolvidables.

Y, por supuesto, me gustaría felicitar a Benjamín Recacha por el fantástico libro que ha escrito.

Muchas gracias, Ana (y amigos de Ana), por haber enseñado a Pau esos rincones especiales para ti. Más recuerdos que añadir a esa mochila repleta de recuerdos imborrables. Y muchas gracias por las felicitaciones. Te animo a continuar escribiendo y a luchar por conseguir tus sueños. Tienes toda la vida por delante para hacerlos realidad. ¡Un abrazo!