El personaje narrativo viaja en sus conflictos
El viaje del protagonista comienza con lo que podríamos llamar el disparador, y que no es otra cosa que un acontecimiento inusual, o realmente significativo, que torna en especial el decorado de la vida del protagonista; algo que le abre las puertas de un mundo nuevo hasta ahora desconocido. Es su deambular por ese mundo especial lo que merece ser contado y, por tanto, hace realmente interesante una historia para el lector.
Si el personaje protagonista está bien construido por el autor, el lector lo entenderá cercano, compartirá con él determinadas características y hasta le producirá determinados sentimientos, bien de simpatía o antipatía. Todo esto hará posible que el lector experimente ciertas emociones a medida que el protagonista, durante su viaje, se ve enfrentado a complicaciones o verdaderos problemas; todo esto creará en el lector la necesidad de ponerse en la piel del protagonista y preguntarse (antes de que lo haga el protagonista) cómo resolvería en su lugar, tal o cual dificultad, y también creará en el lector la sensación de curiosidad por saber cómo lo resolverá el propio protagonista, o incluso si será capaz o no de "salir vivo" del intento y, en caso de que no lo consiguiera, sentirá curiosidad por saber qué precio pagó por ello y en qué situación queda después.
Bien, tenemos un personaje bien construido que, por tanto, resulta atractivo al lector. Tenemos un hecho o un acontecimiento que convierten los próximos pasos de su camino vital en un mundo especial lleno de amenazas y peligros, de amigos y enemigos más o menos inesperados y de giros que sacan del fondo mismo de su personalidad, comportamientos inesperados incluso para él mismo pero, en todo caso, justificables desde el prisma del mundo especial en el que se encuentra. El autor deberá someter al protagonista de su historia a todo tipo de conflictos y situaciones que bifurcarán irremediablemente su vida para siempre. Si el personaje está bien construido, él mismo será quien encuentre la salida al más difícil de los laberintos en que se vea inmerso. Por lo tanto, un protagonista bien creado hará disfrutar al lector de un viaje que nunca olvidará.
El viaje del protagonista.
Artículo: Victor J. Sanz