Cox aseguró al semanario “The Catholic Herald” que durante el proceso de investigación para interpretar a Escrivá de Balaguer leyó algunos de sus libros y visitó muchos centros de la Obra. Tras esa preparación y su intensa experiencia durante el rodaje (el enfrentarse a un personaje que llegó a ser santo), “mi relación con la Iglesia católica y con Dios ha mejorado”.
Según informa Religión en Libertad, el joven actor reconoce que ha “crecido como católico”. “No soy un gran practicante”, ya que “he ido de forma irregular a la Iglesia, aunque nunca he dejado de acudir”, señaló.
Según Joffe, en este rodaje “nos hemos encontrado haciendo una película sobre el amor; amor divino y humano. Y sobre odio -que supongo que es humano- sobre la traición y los errores”.
“No sé si hay alguien que quiera vivir una vida sin sentido. Es también una historia sobre gente que trata de encontrar un sentido a sus vidas”, añadió.