Oliver Goldsmith (1728/30?-1774) fue uno de las más reputados escritores británicos del siglo XVIII. Nacido en Irlanda de familia humilde, vivió una vida apasionante y llena de contradicciones y excentricidades. Su obra mas destacada- además de sus biografías por encargo, obra teatrales como She stoops to conquer o poemas- fue la obra que hoy acerco hasta aquí, The Vicar of Wakefield (El vicario de Wakefield).
El vicario de Wakefield se publicó por primera vez en 1766 y, aunque al principio tuvo ciertas dificultades para encontrar su público, poco después del fallecimiento del autor empezó a ser reeditado y a traducirse a varios idiomas; desde entonces no ha dejado de ser editado y sigue atrayendo al lector actual por su combinación de humor, lirismo, sátira, sentimentalismo y crítica social.
El vicario de Wakefield es una lectura deliciosa, amable, muy amena, que tiene al vicario Primrose, a su numerosa familia y las varias vicisitudes a las que han de enfrentarse tras su debacle económica como protagonistas. El propio vicario- hombre virtuoso, inteligente, ingenuo, tierno y amante de la familia- será el encargado de narrarnos en retrospectiva los sucesos que finalmente les harán comprender, a él y a su familia, la hostilidad- para ellos desconocida- del mundo que les rodea con sus pretensiones, fingimientos y vanidades.
La estructura externa de la novela la conforman 34 capítulos de extensión más bien corta y de lectura ágil, pero la división interna, atendiendo a su tono y estilo, puede dividirse en dos partes. En la primera, se nos presenta al generoso y bondadoso vicario junto a su familia- su esposa, sus dos hijas y sus cuatro hijos- y rodeada de amigos, en un ambiente y en entorno idílico, bello, sosegado y armonioso. El estilo es aquí ligero, sencillo y fresco. En la segunda parte, sin embargo, esa armonía se ve alterada por la entrada en acción de varios personajes: Mr Burkell, Squire Hornhill, dos damas londinenses muy refinadas... Es entonces cuando el orgullo de los Primrose, su afán por recuperar su nivel social y su anterior riqueza, les impide ver la verdad que se esconde tras las apariencias. El tono narrativo se vuelve entonces más reflexivo, intercalando citas bíblicas-, sobre todo relacionadas con la vida de Job- y más didáctico y profundo.
Desde el punto de vista de esta evolución de la candidez a la fortaleza de espíritu, de la paz al desasosiego, para luego lograr una mejor comprensión del mundo, puede entenderse El vicario de Wakefield como una novela sentimental, tan del gusto de la época, pero quizá sería más correcto integrar la novela dentro de la tradición de la sátira. La novela sentimental se caracterizaba por personajes estándar, situaciones convencionales y la utilización de elementos que apelaban de modo directo a la piedad y conmiseración del lector. Goldsmith los utiliza, bien es verdad, pero va más allá al ridiculizarlos con ingenio, humor y sátira y logra alejar los estereotipos para llegar a un más profundo análisis y observación de la naturaleza humana.
Con humor, amor y ternura, con raptos, fugas y engaños, con ironía y sátira, la novela de Goldsmith es un interesante cuadro de época, en el que se puede observar, entre otros aspectos, la importancia del núcleo familiar como epicentro de la vida doméstica y el delicado papel de la mujer y su limitado rol social.
Concluyo ya con un fragmento de Rafael Gómez Pérez sobre la novela, "Para quienes desean una historia divertida, emotiva, que incluso hace llora, repleta de buenos sentimientos, y que acaba bien, esta es su novela."
Dicho queda.
El vicario de Wakefield está publicada en castellano; yo la he leído en inglés y, para quien quiera, dejo el enlace de Internet Archive AQUÍ. Pueden ahí, además de disfrutar de la lectura, verse las numerosas y bonitas ilustraciones en blanco y negro de Hugh Thompson. Las que acompañan esta breve reseña son de Arthur Rachkam para una edición de 1929.
¡Gracias por la visita!
¡Gracias por compartir!