el delirio lo invadió por dentro, hasta que dentro y fuera se hicieron una sola cosa, o ninguna cosa. Denso bloqueo de entradas y salidas para separarse de lo vivo y entregarse a un no vivir inmortal, imposible de pensar. No pensar, caminar, musitar palabras sin oyentes, entre dientes, sin dientes. El pelo cano, casposo, el del hombre y el del perro. Las miradas perdidas olvidados los porqués. El perro también arrastra el caminar acompasándose al andar del viejo, imitándolo en incondicional simbiosis.Y así cada día, todos los días deambulan por las calles de la ciudad siempre desconocida. Qué rayo de luz lo cegaría, ¿tan potente fue lo que iluminó que no pudo soportarlo?
el delirio lo invadió por dentro, hasta que dentro y fuera se hicieron una sola cosa, o ninguna cosa. Denso bloqueo de entradas y salidas para separarse de lo vivo y entregarse a un no vivir inmortal, imposible de pensar. No pensar, caminar, musitar palabras sin oyentes, entre dientes, sin dientes. El pelo cano, casposo, el del hombre y el del perro. Las miradas perdidas olvidados los porqués. El perro también arrastra el caminar acompasándose al andar del viejo, imitándolo en incondicional simbiosis.Y así cada día, todos los días deambulan por las calles de la ciudad siempre desconocida. Qué rayo de luz lo cegaría, ¿tan potente fue lo que iluminó que no pudo soportarlo?