AdvertisementUn ruido largo. Esto está lleno de ruido. Como un dolor. Y toda esta gente parece no oírlo. Desde que nos sentamos lo sentí. Fino fino y largo largo. Ruido furioso pero callado. Yo sigo oyéndolo. Desde hace rato. Parece que está aquí antes que nada, antes que los sillones y que la gente.
Y aire, aire frío. Y muerta; aire que me llega no se de donde. Y me hace daño. Viene empujada, pero sin fuerza. Como tomatomatomatoma. Así no es el aire natural. Esa es toma… toma mas… toma menos… pero esta no es así. Y no huele, a nada. Ni a barranco, ni a río, ni a maresía, ni a calle, ni a cocina. A nada. Me cae encima y he intentado moverme tres veces, y siempre encima. Por aquí, por aquí o por aquí. Siempre encima.
También hay música. Pero parece comprada por kilos en el mercado central. Es música clásica sí, pero suena como a cobre. Seguro compraron bidones de música en el mercado negro. Toneles enteros donde la música se ha oxidado del tiempo que hace que la metieron ahí. Y los violines suenan a lata, y los metales a zinc. Je, je que dirían los viejos maestros que la escribieron si la oirían así, agripada.
- Atilio, ¿cuándo coño nos vamos a montar en el avión?
- carajo Luis, llevamos dos horas volando.
- Volando dice, no jodas. Y yo sin darme cuenta.