Páginas: 224
ISBN: 9788498384031
Precio: 15 €
Sinopsis
Comentario personal
Publicada por primera vez en 1935, El vino de la soledad se nos presenta como la novela más personal y autobiográfica de Irène Némirovsky (basta comparar la sinopsis con la vida de la autora para reconocer las similitudes), aunque no por ello pierde los rasgos característicos del resto de su obra. De hecho, pienso que su lectura puede ayudar mucho a entender mejor cualquier libro de la autora: por qué ese interés por los amores furtivos, por qué el contexto siempre es parecido, por qué predomina un ambiente triste. Aunque de su biografía lo que más llame la atención sea su trágico final en Auschwitz y el sorprendente éxito de “Suite francesa” muchas décadas después, toda su existencia fue impactante por el momento y el lugar en el que nació. Creo que los que hemos tenido la suerte de nacer en una época estable políticamente nunca comprenderemos del todo esa forma tan intensa de ver y vivir la vida.Se arriesga con el tema principal: el odio hacia una madre, sin moralinas ni perdones forzados. Personalmente, opino que el amor a los padres no tiene por qué ser siempre incondicional: ellos también deben ejercer como tales y, por mucho que suene duro, la mujer que trajo al mundo a la protagonista de esta novela no lo hace, es como si nunca hubiera aceptado del todo lo que implica tener un hijo. El hilo argumental gira en torno a este asunto; no obstante, también hay espacio para un primer amor peculiar, la relación con el padre y alguna escena relacionada con las circunstancias políticas.
Por otro lado, una vez más la autora demuestra que no hace falta llenar ochocientas páginas para narrar una vida (al menos una parte de ella) y plasmar una atmósfera apesadumbrada sin olvidar ningún detalle esencial. Se trata de doscientas veinte páginas muy bien aprovechadas, en las que hay numerosos pasajes que invitan a comentar, por lo que creo que daría bastante juego para un club de lectura. En general, me parece una obra muy interesante, me hizo pensar mientras leía (no en el sentido de darme una lección, sino que el simple transcurrir de la trama me inspiraba, me llegaba) y sé que hay escenas que recordaré con el tiempo.
En definitiva, si sois amantes de la buena literatura estoy segura de que lo disfrutaréis. De todos modos, si todavía no habéis descubierto a la autora, os recomendaría empezar por otra de sus novelas, como por ejemplo las dos que leí yo: El ardor de la sangre y Los perros y los lobos, ambas preciosas y llenas de sentimientos. El vino de la soledad es magistral, pero por su complejidad (y por el componente autobiográfico) quizá lo veo más adecuado para lectores que ya han leído previamente a Némirovsky, saben cómo teje sus historias y les gusta su forma de escribir.
Conclusión
Irène Némirovsky
A través de una niña que se siente sola en el núcleo familiar y está obsesionada con su madre y el amante de esta, Irène Némirovsky construye una historia dura y llena de emociones que no deja indiferente al lector. El intimismo predomina sobre la acción y la belleza del estilo narrativo hace lo propio sobre el ritmo trepidante, de modo que, a pesar de sus muchas virtudes, no lo considero un libro recomendable para todo el mundo. Eso sí, si creéis que estáis entre su público potencial, os aseguro de que no os arrepentiréis en absoluto de dar una oportunidad a esta joya de la literatura.Mi valoración: 8,5/10