El virus político

Por Siempreenmedio @Siempreblog

"España es el país más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido", o algo así se supone que dijo Bismarck hace ya un tiempito. Lo mismo es parte de una patraña inventada sobre nuestro carácter real sin el más mínimo rigor, pero lo cierto es que no es el único ejemplo histórico de políticos, generales, emperadores y gente variopinta con dotes de mando que han alabado la consolidada capacidad autodestructiva de eso que llamamos España o, si se prefiere, de los españoles.

A lo tonto, sólo con los datos que recibimos cada día, en el momento de escribir estas líneas España ocupa los puestos de cabeza en el nefasto ranking mundial de muertes por coronavirus, tanto totales como por millón de habitantes, y todo parece indicar que seremos líderes absolutos en cuestión de días.

Un sistema sanitario desbordado, decenas de miles de autónomos y pequeñas empresas que no facturan un miserable céntimo desde hace semanas, millones de trabajadores con la soga al cuello, hipotecas y alquileres que difícilmente podrán pagarse... Si definir el presente nos produce vértigo, qué podemos esperar de un futuro incierto y apocalíptico que se nos presenta casi como una reconstrucción planetaria sin Plan Marshall a la vista.

¿Cómo nos lo tomamos nosotros? Algunos lo sobrellevan con resignación, otros con pesimismo, algunos buscan la forma de burlar el Estado de Alarma y pasean al perro ocho veces al día o van al super más alejado de casa a por una lata de cerveza. Los más lo hacemos como mejor sabemos hacer, con ese humor patrio tan nuestro y tan inconsciente. Un humor sabrosamente chabacano, si se quiere, como el del paisano que se asoma al balcón vestido de quince formas distintas a entonar. el soniquete "me aburro mucho, me aburro mucho".

Solo una cosa parece unirnos: Nos tomamos el coronavirus lo mismo que un Real Madrid - Barcelona o un Las Palmas - Tenerife, si prefieren. La mitad discutimos porque el otro nos parece lo peor, y la otra mitad compartimos memes, mientras Sálvame es el programa más visto de la televisión.

Paso tan siquiera de leer esto, que viene de los medios de la derecha rancia y facha. No voy a creerme las cifras manipuladas del Gobierno socialista-comunista-bolivariano. Eso no está contrastado con los informes que yo sé que son los correctos. Lo que dices es culpa del desacierto de estos, que vienen de los recortes de estos, que provienen de la herencia de estos, que son fruto de la burbuja de estos, que proviene de la crisis de estos, que es resultado de la mala gestión de estos, que fueron puestos por Franco, que es resultado de la Guerra Civil, que viene de la República, que si fue un golpe de estado, que no te hablo y te bloqueo del wasap.

Este maravilloso país de opciones y de divisiones arcaizantes debería ponerse de acuerdo en señalar a quienes son responsables últimos de este y tantos otros problemas: Sobran políticos ociosos en España y sobra gente que nos manipule y nos marque el argumentario que tenemos que vomitar hasta en las conversaciones con nuestros amigos y familiares.

Mientras usted y yo nos peleamos sobre qué color político es más bonito, ahí siguen ellos, muchos literalmente sin dar palo al agua desde 2015. Ni con el gobierno formado han empezado a trabajar, pero ahí seguimos gastando nuestro dinero en ellos, que siguen con su sueldo a salvo. Su sueldo, sí, y también sus dietas, sus tablets y sus prebendas. Confinados, sin producir y cobrando.

Envidio la sabia decisión italiana de reducir en varios centenares el número de diputados y senadores... En otros sitios hasta incrementamos el número de parlamentarios. En su día estuvo sobre la mesa en España hasta una reducción los más de 9.000 municipios a poco más de 2.000 que no llegó ni a debatirse políticamente. Se le echó tierra encima y adiós.

Llegará esa reconstrucción planetaria y nos pillará a usted y a mí con dos cosas en común. Nos seguiremos tomando la vida como un Real Madrid - Barcelona y, de postre, afrontaremos juntitos las terribles consecuencias de tener la peor preparada y más ociosa y vírica caterva de políticos que jamás hemos tenido. Y eso sí que no es una opción.