"¿Quién va a ser el protagonista de este cuento? Yo, que lo escribo, no, pues no paso de ser el coro de la obra. Me limito a observar la conducta de los personajes y a narrar su sencilla historia. Hay en ella amor y matrimonio, amargura y desconsuelo; la acción se desarrolla en la sala de visitas y debajo de ella, aunque, en el presente caso, la sala y la cocina tal vez se hallen al mismo nivel."
Tenía ganas de traer otro clásico, tanta novedad me termina por saturar y necesito esos libros decimonónicos con los que sé que voy a disfrutar incluso antes de leerlos. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El viudo Lovel.
Conocemos a Elizabeth, una joven que atrabaja para ayudar a su familia. Cambiará de trabajo cuando un huésped de su madre la ayude para ser institutriz en casa del rico Lovel. Además no sólo es rico, sino también viudo.
Sirva la declaración del párrafo de la novela, con la que además comienza el libro, para darme pie a avisaros sobre el narrador. Miente. Batchelor, como se hace llamar este narrador, será quien nos salpique la historia de sus juicios e intenciones, mostrando todos sus defectos convertidos en una virtuosa ironía para quien lea el libro. De este modo ni siquiera se molestará en juzgar para justificar la condena hacia aquellos que cree, viven bajo la máscara de las buenas apariencias teniendo luego una cara muy distinta (como es el caso de la suegra de Lovel). De este modo, y con un estilo desenfadado, la historia se convierte el algo casi cómico dejando la narración al ritmo de la ironía y el chiste fácil. Batchelor casi justifica sus modos jugando con la duda sobre si la historia que nos relata es real, dando aún más énfasis a sus palabras.
Sin embargo, y más allá de ese estilo crítico hasta la saciedad, poco más puedo decir sobre esta novelita. La historia es bastante clásica, recurriendo al tópico de la pobre chica que entra a trabajar como institutriz y consigue que su vida cambie. No cabe duda que la he disfrutado por sus formas y tonos, sobre todo me entretuve pensando en las reacciones de la época ante su publicación, pero esperaba más.
Hoy traigo un clásico ligero, como un pequeño vodevil literario para quienes teman acercarse a los clásicos pensando que son, en su mayoría, letras pesadas. Porque entre los clásicos, como entre las novedades, hay de todo. Incluso novelas ligeras. Y yo en este caso me quedo con Batchelor.
Y vosotros, ¿os fijáis en los narradores de las novelas?
Gracias