Pese a la importancia crucial que tienen en el día a día y en la evolución de la actividad económica, pocos saben aún qué son los credit default swap (CDS), o derivados de incumplimiento crediticio, un mercado no regulado, de venta libre, alejado del público y a merced de los especuladores.
Este es el principal campo de batalla que enfrenta a los especuladores de alto riesgo con los políticos de la zona euro, y que tiene a la moneda única europea pendiente de un hilo. Los violentos cambios en los mercados de CDS tienen un profundo impacto en los bonos de deuda soberana, en los productos básicos, en el mercado de divisas y en el mercado de valores.
Como está explicado en el artículo sobre los derivados de incumplimiento crediticio, estos instrumentos existen desde 1990, pero su volumen de comercio comenzó a aumentar fuertemente el año 2003. Hasta ese año, los CDS manejaban cifras muy pequeñas. Desde el año 2003 tuvieron un rápido ascenso que los llevó a 62 billones de dólares en diciembre de 2007. Con el estallido de la burbuja comenzó su fuerte contracción que los redujo a 38 billones de dólares a fines de 2008. Muchas de estas operaciones fueron eliminadas brutalmente al día siguiente de la quiebra de Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008, día en que el mundo cambió para siempre. Esa destrucción de 24 billones de dólares (casi el 50% del PIB mundial) es la principal causa de la contracción del crédito, de la fuerte volatilidad de las bolsas, y del pánico en los mercados financieros.
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Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización