El WhatsApp del cole

Por José Mª Ruiz Garrido @laparejadegolpe

Cosas que nunca pensé que haría #4

Retomo por fin esta . Sólo es la cuarta entrega, pero la verdad es que en estos años ha habido infinidad de cosas que nunca pensé que haría. Lo que ocurre es que muchas, casi todas, son simplezas que ni merece la pena comentar. Cosas que cualquier madre o padre hace casi todos los días sin pensarlo siquiera. Pero tan despistado estaba antes de ser padre acerca de la paternidad y sus consecuencias, que me parecía impensable que yo fuera a coger una coleta, colorear princesas, quedarme dormido acurrucado en una minicama, o comer restos de sandwiches de Nocilla.

O estar inmerso en conversaciones de WhatsApp entre 50 madres -y algún que otro padre- sobre dónde comprar goma EVA, o la merienda que toca mañana en el recreo. O sobre el paradero de los chaquetones, jerséis, sudaderas y demás prendas que se han ido extraviando a lo largo del curso. Que ríete tú de ese misterioso agujero negro que devuelve los calcetines desparejados en casa. Avisos de cumpleaños, notitas de la seño perdidas, recordatorios de horarios, menús semanales del comedor, organizar apoyo para excursiones y actividades... Temas recurrentes, cada cierto tiempo vuelven a aparecer en el grupo, no falla. Alguna vez hasta he sido yo mismo el que ha preguntado por la cazadora olvidada por Leia o Luke.

Y me parece estupendo, la verdad. es el uso más práctico y racional que le encuentro a los grupos de WhatsApp. Tengo que reconocer que he tenido suerte con estos grupos -recordad que los padawanes son mellizos, tengo dos grupos-, no he tenido disputas, malos rollos ni malos entendidos. Al contrario, siempre han servido para resolver las cuestiones escolares, y las extraescolares. Aunque para ello sean necesarios unos 250 mensajes, la mitad repetitivos.

Lo que no imaginaba es que sería yo el que creara y administrara los grupos. El curso pasado, que nos estrenábamos en esto de la escolarización de los peques, me lancé a ser delegado de clase -delegado en una y subdelegado en la otra, llámame loco-, y faltó tiempo tras la reunión de presentación en septiembre para que un grupo de madres me pidiera que montara ya el grupo del WhatsApp. Así que allí me vi yo, anotando todos los números de teléfono que pude, dando toques, recibiendo mensajes, actualizando agenda como un loco. Una mañana entera perdí sólo en gestionar tal cantidad de contactos nuevos. Y eso era tan solo el principio. A lo largo del curso no sé cuantas conversaciones, notificaciones, charlas, quejas, anécdotas, prendas perdidas -¡decenas!-, menús, actividades, imágenes virales -menos mal que el negro del wassap no fue el año pasado-, búsquedas de tejidos de colores y material, peticiones, cadenas solidarias...

Este año nos hemos mudado de municipio -un saludo a Agustín, mi sucesor en el cargo-, somos nuevos en el cole, así que tenemos nuevos grupos de WhatsApp. Ya hay delegadas que se encargan de todo. Y tengo que reconocer que es un alivio no tener que gestionarlo yo. El volumen de mensajes y conversaciones es mucho menor que el que teníamos el año anterior, pero aún así, de vez en cuando me encuentro con tal cantidad de notificaciones -de estos y de otros grupos-, que no puedo evitar pensar en qué hacíamos antes de que esta maldi práctica aplicación llegara a nuestras vidas para esclaviz mantenernos en contacto y puntualmente informados. Y además mantenemos la suerte de no hay ningún roce ni problema en ellos. Al contrario, tal como ocurrió el curso pasado, son todxs un encanto.

Y vosotros, ¿qué habéis hecho por -o con- vuestros hijos que nunca pensasteis que haríais?


P.S.: Los grupos de WhatsApp a veces son tan prácticos que hasta algún voto para los Premios Madresfera 2015 he pedido en los de este curso. No sé si algunos de las madres y padres de nuestro antiguo cole visita el blog, pero aprovecho para enviarles un saludo. Los peques se acuerdan de sus viejos compis y de sus antiguas seños. ;)