En el pensamiento occidental, la noción de opuesto es más ácida que la de complementario. Intuitivamente, entendemos que lo opuesto es algo que debemos combatir, mientras que la idea de complementariedad denota un apoyo, una ayuda. De esta manera, el primero genera un sentimiento aversivo contra el otro (enemistad), mientras que el segundo conlleva el de avenencia (amistad).