El yodo es un elemento químico que el organismo necesita y no puede producir por si mismo, por lo que hay que obtenerlo a través de la alimentación. Su función principal es ayudar a la tiroides a producir hormonas, si no hay yodo suficiente esta glándula debe realizar un mayor esfuerzo aumentando de tamaño y produciendo una inflamación en el cuello conocida como bocio.
Esta no es la única repercusión que tiene su carencia, el bajo nivel de la hormona de la tiroides puede provocar que la mujer deje de ovular y también se asocia al aumento del riesgo de cáncer.
Si nos centramos en la deficiencia del yodo en la embarazada sus consecuencias no son muy alentadoras. Es grave tanto para la madre como para el bebé, puede provocar hipertensión arterial en la madre y debido al importante papel que juega en el sistema nervioso central, su carencia puede provocar en el bebé un grave retraso en el desarrollo físico y mental, conocido como cretinismo.
Necesidades de yodo en el embarazo
Las necesidades de yodo de una embaraza no son mucho mayores que las que puede tener cualquier mujer, pero dadas las consecuencias que puede tener su deficiencia es mejor contemplar en la dieta alimentos ricos en yodo o incluso apostar por los complementos para embarazadas en los que se incluye la dosis precisa de yodo. Este mineral se debe tener en cuenta desde el principio del embarazo ya que es en esas primeras semanas cuando se forman los órganos del bebé y por tanto necesita tener a su disposición todas estas sustancias.
En el primer trimestre el bebé no ha desarrollado todavía la tiroides, por tanto la madre debe producir suficientes hormonas para ambos. De no ser así el bebé puede sufrir lesiones neurológicas graves e irreversibles, además del citado cretinismo puede darse sordomudez, enanismo o estrabismo, del mismo modo si la cantidad no es suficiente los niños suelen tener un cociente intelectual más bajo que la media.
Pescado y marisco son dos grandes fuentes de yodo
Para asegurarnos de que el organismo recibe el yodo que precisa solo hay que llevar una dieta en la que esté presente el pescado de mar y el marisco, ya que son los más ricos en este oligoelemento. Esto es debido a que la mayor parte de yodo que hay en el mundo se encuentra en el océano, por eso también se pueden incluir en la dieta varios tipos de alga comestibles. Podemos encontrar el yodo en algunos vegetales aunque en menor medida, y por descontado en la sal yodada, se recomienda su uso en el embarazo por encima de la sal común o marina para asegurar el aporte preciso.
El pescado como se ha comentado debe ser de mar para que sea rico en yodo, el aporte del pescado de río o de piscifactoría es mucho menor, lo mejor es consumirlo al menos tres veces a la semana. Hay que tener en cuenta que si tomamos algún tipo de vitaminas durante el embarazo seguramente la parte de yodo ya esté cubierta con la cantidad recomendada, por lo que tampoco habría que abusar del mismo en la alimentación.