José Espinosa y Sonia Saavedra
Por su parte, Ángela de la Llana señalaba la gran importancia que deben tener las familias a la hora de estimular la lectura en los jóvenes, algo que no debería quedar sólo en manos de los docentes, como parecía defender Mª Jesús Juan, sino que más bien debería ser (y de nuevo todos volvieron a coincidir), una labor conjunta de ambos círculos, pues no en vano son los dos referentes más importantes que se tienen hasta la llegada a la adolescencia. Eugenia Pérez apuntaba también la necesidad de hablarles a los jóvenes de los clásicos literarios, buscando el equilibro lector entre ellos y las novedades actuales, y Francisco Marín inauguró las intervenciones del público, incidiendo de nuevo en el papel de las familias aunque dando a los jóvenes cierta libertad para que también vayan eligiendo lecturas. Ante otra de las preguntas, Rosa Huertas no estaba de acuerdo con que la lectura fuera una actividad minoritaria, como se señaló, sino que más bien es algo que depende de la franja de edad, puesto que los niños leen mucho mientras que los adolescentes se abren a otras formas de diversión.Sonia Saavedra, Eugenia Pérez y Rosa Huertas
Aun así, la autora madrileña, con fuertes raíces familiares en Cartagena, señalaba apasionada que lo importante es que ningún joven se sienta excluido de la lectura, y asumía la responsabilidad que tiene todo autor de literatura infantil o juvenil, la de cuidar a sus lectores actuales, porque serán los lectores de mañana. Y para demostrar la certeza de dicha afirmación, la mesa redonda tuvo un invitado especial, el joven Gonzalo, gran lector que además es autor de una novela de fantasía épica, a cuya creación se entregó porque quería que sus amigos leyeran, por lo que les convirtió en personajes. Pocas muestras habrá más contundentes de lo que la literatura puede provocar en los jóvenes.Ángela de la Llana y Mª Jesús Juan
Rosa Huertas y Mª Jesús Juan
Mª Jesús Juan, Sonia Saavedra, Antonio Parra, Rosa Huertas, José Espinosa, Ángela de la Llana y Eugenia Pérez