Elantris era una ciudad de dioses, cuyos habitantes manejaban la magia y podían transformar la basura en comida, podían curar a los enfermos y vivían eternamente. Seres brillantes de pelo blanco, civilizados y amables, que se preocupaban de que nadie pasase hambre. Sin embargo, eso cambió 10 años atrás, cuando sufrieron una maldición, nadie sabe bien lo que pasó, pero los dioses se convirtieron en demonios, en pobres desgraciados que cargaban con su castigo.
Elantris es una novela larga, muy larga, pero que no se hace pesada en ningún momento. Narrada en tercera persona del pasado, son tres las voces, los puntos de vista que tenemos: Raoden, Sarene y Hrathen. Los capítulos se van alternando y sólo sabemos lo que saben esos tres personajes, que parece un abanico muy amplio, pero finalmente descubriremos que no lo es, y habrá más de una sorpresa.
Entre sus páginas encontraremos fantasía, un mundo totalmente nuevo construido maravillosamente por Sanderson, pero también intriga política, debates religiosos y no podía faltar tampoco el amor. Un amor que se va construyendo poco a poco, no el amor adolescente de flechazos y caer rendido a los pies del otro, sino algo mucho más realista, algo que el lector va sintiendo según surge y que, además, queda relegado a un segundo plano debido a los acontecimientos de la trama, pero nunca queda olvidado.
A lo largo de las muchas páginas, el autor va construyendo algo, una serie de situaciones sociales, políticas... que terminan llegando a un punto álgido hacia el final, en el que todo sucede demasiado rápido. No es que me parezca precipitado el final sino que, inevitablemente, tenía que suceder así. Las últimas 100 páginas son un no parar, lo que no quiere decir que las anteriores sean aburridas, sino, más bien, reposadas.
Los personajes, que no son pocos, son absolutamente geniales, y me ha sorprendido ver una protagonista femenina de la talla de Sarene: independiente, inteligente, guapa, pero sin pecar de autosuficiente pues algunos errores comete. Nada es blanco o negro aquí, ni los buenos son muy buenos, ni los malos muy malos, sino que todos tienen un trasfondo y muchísimos matices.
Es difícil, cuando un libro me gusta tanto, conseguir expresar todo lo que me ha parecido, así que espero haberos convencido. De verdad, este es un libro que no podéis dejar pasar. Yo, por mi parte, seguiré leyendo los libros de este autor.¡¡Visita mi blog y déjame un comentario!!