Los bares en los videojuegos es como meterse a protagonizar, de repente, el show de Truman. Todos te miran, todos quieren hablar contigo… y emborracharse no mola tanto; de hecho ésa sería la única cosa que te gusta hacer más en la vida real que en un videojuego; bueno, ésa y otra que sueles buscar a continuación de emborracharte.
LA CAMARERA
Entras en un bar y la camarera te mira, no te conoce de nada pero se siente en la necesidad de ofrecerte una misión. Al principio parece hostil, porque un camarero siempre tiene que tener esa dulce bordería que te hace querer volver una y otra vez pensando que puedes cambiarle, pero nunca cambia (yo regreso habitualmente a uno en el que el camarero de despide del gentío gritando: “¡Fuera, hippies!”, adorable…). La cosa es que parecen siempre bipolares, porque son hoscos, pero tienen que ofrecerte una misión y parecer agradables; todo un reto para la programación de IA´s. Veamos un ejemplo:
CAMARERA: Hola forastero, no te conozco de nada y el inmenso arsenal que llevas a tu espalda me hace desconfiar; aunque también ver cómo cargas con un lanzallamas, un rocket launcher, una metralleta y 48 soldados de la idiota colección soldados 1/48 que crees que te van a hacer resucitar a Sephirot, pero no, me hacen pensar que eres fuerte… y a la vez un sucio pellejo de culo de babuino ¡Y odio a los babuinos!; Tendrás en el futuro serios problemas de espalda, casi más que yo por los melones que me han obligado a tener para aumentar más el interés por este juego.
—Aquí es donde empiezas a pulsar todos los botones del mando en busca de la función skip para pasar todo este coñazo y que vaya directo a la cuestión. Existen juegos crueles como Rage en el que, antes de echarte el rollo que puedes pasar con un botón para ir a lo importante, el título te obliga a comerte un carrete de estupideces al que tienes que atender antes de poder “hablar”.—
CAMARERA: Tu silencio me hace estar más interesada en ti, aunque sigo creyendo que eres un cabrón ¿Cómo? ¿Conversación 80? Sí, mi anterior hostilidad era sólo fachada ¡Necesito tu ayuda, desconocido! ¿Podrías con tu amigable arsenal, ir a socorrer a mi hermana que está atrapada en una gruta a cien km de aquí?… ¿Qué por qué no he juntado a cuatro guerreros y he ido yo misma? ¡Porque te esperaba a ti!… ¿Te he hablado de mis tetas?
— Las tetas es el socorrido elemento que rellena los huecos que el guión. Son el estandarte de la pereza narrativa. —
EL NINJA
En los videojuegos (a no ser que sea un Yakuza, que eso ya es otra historia)y en todo su mundo, apenas hay cuatro bares. Algo que a un gallego como yo, acostumbrado a que haya ocho bares por acera, le parece una incongruencia, en los videojuegos parece de lo más normal. En estos bares suele haber un personaje destacado que siempre está ahí (normal, el otro bar está a dos teletransportadores, cuatro pantallas de carga, tres viajes en Chocobo y cuatro mazmorras llenas de Machokes de allí). En mi caso, el que más me llamó la atención, fue el Ninja de FF VI. Entro en el bar y ahí le veo tomándose unos vinos ninja con su perro ninja. Evidentemente, corro hacia él porque por el gráfico currado que se gasta uno se piensa que se va a unir a tu equipo, pero el tipo, con su elegancia ninja, me rechaza. Enfadado, porque sabes que todo es mejor con ninjas o zombis, insistes, pero él sigue a lo ninja y pasa de mi culo de nuevo. Si fuera la vida real, mi culo habría conocido su katana ninja por pesado, pero en un videojuego no.
En la vida real huyes de los chungos, si te encuentras con Hugo, de Final Fight o a Barret de FF VII no se te ocurre decirles “Oye, ¿te unes a mi party?”. Pero en los videojuegos te puedes poner tan plasta como Bob Esponja con el pobre Calamardo cuando a éste le apetece tocar su clarinete (Bob Esponja rules) porque, como mucho, te retarán a una alocada carrera de quads o a una terrible lucha de dado mentiroso…. si esto pasa en un gimnasio es peor, te puedes ver obligado a participar en un horripilante duelo de sentadillas. Al final desistes de que te acompañe, pero te quedas mirando a la pantalla con una sonrisa, un guiño y pensando “Ya volverás, ya y entonces seré yo el que te rechacé”, pero él, como es un ninja, se gira y te dice “No me rechazarás”…. ays, cómo lo sabes.
EL TONTO QUE CONFUNDE
En todo bar de videojuegos, hay una ristra de personajes que sólo tienen una frase. Para explicar a estos tipos hay tres etapas:
1. La época en la que no había misiones secundarias
En estos años, ni te molestabas en dirigirte a ellos. Te ibas corriendo a que el ninja te puteara o a que la camarera tetona (repaso los conceptos anteriores para que se fijen en vuestro hipotálamo) te ofreciera una misión en la que salvar a su gozosa hermana (dora la exploradora lo hace y le va la mar de bien)
2. La época en la que había misiones secundarias…. pero no.
Una era confusa, porque sí, existían las sidequests pero era un misterio saber si habías conseguido una o era una imbecilidad sin más. Entonces hablabas con todo quisque en busca de datos, hasta que uno te decía “Mi querida Eveline, te extraño… jamás he vuelto a verte desde que nos encontramos por última vez en Bastión del Caos” (lugar famoso por su agresiva neutralidad) ¡¡Coño!! Pensaba uno al recibir tan relevante información mientras se marchaba corriendo al Bastión del Caos en busca de Eveline, al día siguiente ya se escuchaba en el colegio a gente que había encontrado a Eveline e incluso Raulito, el de 2º A, aseguraba que podía escoger a Eveline como personaje jugable… pero Eveline nunca apareció, convirtiéndose en una leyenda de los videojuegos, con los foros llenos de mensajes que aseguraban que Eveline había compuesto la banda sonora de Sonic 3
3. Hoy.
A día de hoy, la figura del tonto que confunde se ha erradicado por completo. Si entras en un bar, tienes señalado en amarillo fosforito quienes tienen misiones. Cuando te las dan, aparece un mapa que te indica los pasos que te faltan para llegar, el objetivo en sí, la temperatura del aire, la recompensa, cómo matar al rival que te vas a encontrar, qué regalarle en ese día tan especial, etc, etc…. pero aún así vamos a aquellos miserables que ni siquiera se merecen tener su nombre sobre su cabeza con un marcador brillante y les deseamos la mejor de las suertes, quizás en otra vida, muñequito tonto.
“Hoy es un buen día para fermentar cerveza”… al menos algunos tienen una frase.
EL IMBÉCIL QUE PIERDE SU TIEMPO CON JUEGOS DE MIERDA
Al punto anterior hay que añadirle un cuarto apartado. ¿Qué hacemos con la gente que no hace nada en un bar y sólo están para calentar la silla? Pues nada, les metemos un minijuego de cartas, de hacer el tonto con un cuchillo o, aún mejor, un juego inventado de reglas novedosas que nunca escuchas por la pereza que da y a la que te pones a jugar desearías haber escuchado porque no entiendes nada; claro que como ganas igual…
Por este motivo, para reducir misterios y gente que habla de más, se produjo un boom de juegos de dados, poker, cuchillo contra mano, etc, para que no nos confundan con datos innecesarios y para que parezca de lo más natural que alguien esté en el bar… ¿Todo el día? ¿Preparado para explicarle el juego a un tonto que acaba de llegar a su ciudad? ¡Venga ya! ¡Búscate un trabajo!
Y ésas son las sensaciones que me producen los bares en los videojuegos, un escenario en el que no pasa el tiempo, un universo aparte y ajeno a lo que ocurre en el exterior. Todos te miran, siempre suena la misma música, siempre las mismas caras… qué mal rollo ¿No?
PD: ¿Cómo se dice camarero en élfico?