Elecciones británicas: la reacción inglesa al desafío escocés

Publicado el 08 mayo 2015 por Vigilis @vigilis
En el Reino Unido tienen la manía de hacer elecciones de vez en cuando y las más recientes rompieron el pronóstico de una ajustada y amarga victoria para los tories. Los tories básicamente han ganado de forma holgada: 331 diputados para la Cámara de los Comunes lo que les da la mayoría absoluta.

Resultados con los SEGUNDOS puestos en cada distrito (no aparece Irlanda del Norte, porque Irlanda del Norte sólo es una broma histórica para fastidiar a los irlandeses)..

No tengo mucha idea de política británica más allá de saber que en Gales reside la esencia británica (Inglaterra es tierra de descastados invasores (en varias oleadas)) y que todo lo bueno por lo que son famosos los ingleses se lo deben a los escoceses (la escuela clásica de economía, la televisión, la máquina de vapor, el neumático, las fuerzas especiales, la nevera y la penicilina entre otros).
Y esta es mi perspectiva para analizar los resultados de las elecciones británicas de 2015: los conservadores ganaron gracias a los nacionalistas escoceses.

WAT

Es sabido que toda acción provoca una reacción de igual valor y dirección en sentido opuesto. Hubo muchos dimes y diretes en 2014 con la campaña por la independencia de Escocia y nos centramos mucho en analizar la opinión de los escoceses y no tanto la de los ingleses. A la propaganda proindependentista se le opuso la propaganda prounionista con el mismo valor y dirección pero en sentido opuesto, esto es, en términos políticos, el despertar del nacionalismo inglés.
El Partido Laborista llevaba varias elecciones ganando alrededor del 60% de los escaños que eligen los distritos escoceses. En estas elecciones el SNP (nacionalistas escoceses) ganaron el 95% de esos escaños. No es que los conservadores se jugaran mucho en Escocia, es que el dejar votar y organizarse a los nacionalistas dinamitó las posibilidades de los laboristas de oler el 10 de Downing Street.

Otra razón por la que los tories ganaron las elecciones instrumentalizando el debate escocés es que han sido ellos los que captaron el silencioso voto nacionalista inglés. Un voto de reacción. Y esto no es casual: el nacionalismo escocés está ligado a una tradición de voto de clase obrera, de aproximación a los países nórdicos, de pan-europeísmo y el voto conservador es lo opuesto: pequeños propietarios, comerciantes, trabajadores de cuello blanco, aislacionismo y preferencia de lo propio frente al horror que viene del continente. Como decía Suzanne Moorte hace seis meses en el Guardian:

If we don’t understand what Scotland was about then Englishness will be co-opted utterly by the right. The resentment and total abandonment that many in our country experience will bubble up.

Pero aun siendo clave Escocia para comprender cómo los laboristas cedieron ante los conservadores, también resulta importante ver la crisis laborista en un contexto más amplio de crisis de la socialdemocracia europea. Para muestra un botón, de la página de los laboristas:
Labour got things wrong on immigration in the past. But Ed Miliband has set out a new approach: controlling immigration and controlling its impacts on local communities. Britain needs immigration rules that are tough and fair.

Dándole la vuelta como un calcetín a la tradicional aproximación laborista al debate de la inmigración, el Labour Party decidió sumarse a la lamentable moda británica de tratar como despojos humanos a los pepitos que pretenden llegar a Inglaterra a "robarles los puestos de trabajo" a los "honrados" trabajadores británicos. Nice try. Si no puedes con los xenófobos únete a ellos.

Si ves algo así por tu vecindario y te preocupa, lo siento pero ya es tarde.

La izquierda británica no es una excepción en este aspecto: ahí estaba Hollande hace unos años dejando caer la idea de campos de internamiento para gitanos o a Manuel Valls diciendo que si los gitanos no se integran habrá que devolverles al pozo de asco del que surgieron. Esta izquierda no es mi vieja izquierda gris, no es mi vieja izquierda gris,... captáis la idea.
Esta historia de la crisis de la socialdemocracia es conocida porque la vemos no sólo en Francia y Reino Unido, sino en España o en Portugal. Cuando la "izquierda" llega al poder, hace la política que haría la "derecha" y cuando no está en el poder... simplemente no hace nada. Les pasa lo mismo a los liberales europeos: si los grandes partidos de la derecha son los que establecen los términos del debate, el resto se puede dar por muerto. Ahí están los resultados de los liberales en Alemania, Francia o Reino Unido.

Viejo cartel electoral conservador: pensiones, viviendas, pensiones, educación y pensiones.

Aunque personalmente yo no hablaría de crisis del liberalismo —no emplearía ese término al menos— porque más allá de que quien hace las propuestas liberales no se llame liberal o no lo sea, esas propuestas son las que están ganando. La pena es que por el camino hay bajas: los grandes partidos de la derecha asumen solamente la parte del mensaje liberal que les conviene que suele ser un cachito de la parte económica. Pongo un ejemplo: uno de los grandes logros de nuestra época es obligar a los países de la UE a ser responsables con el déficit público, sin embargo ese objetivo no lleva aparejado el resto de cosas de una agenda liberal: acabar con el corporativismo gremial y con el capitalismo clientelar, liberar servicios del siglo diecinueve, aumentar la libre elección educativa, fomentar el asociacionismo civil, aumentar la descentralización política, etc. Con lo que resulta que al final del día la gente entiende que es liberal lo que hacen esos grandes partidos de la derecha (Tories, PP, CDU, PSD, etc.) y los liberales nos quedamos rascándonos la cabeza y preguntándonos qué diablos nos ha golpeado.
Por eso es que en este tiempo en que la socialdemocracia está sangrando en el ring sin saber cuál es su discurso (o peor, creyendo que su discurso es el neotroskismo chanchullero) el liberalismo corre el riesgo de ser definitivamente absorbido por el establishment de los partidos de burócratas. Por eso hay que acentuar la diferencia en el aspecto no económico y decir a la gente que hay una alternativa entre quienes no tienen discurso y quienes tienen demasiado discurso. Una alternativa que pretende buscar soluciones a los problemas de la convivencia sin que la primera aproximación por defecto sea la de recurrir al presupuesto público.

Oh, c'mon get real.

Yo entiendo que la mayoría de liberales —se declaren liberales o no, eso me da igual— piensen que eso no es posible en España. Aquí suponemos que siempre ganan las elecciones los fulanos que prometen polideportivos, residencias de ancianos, limosnas públicas y carriles bici. Y como la mayor parte del gasto corre a cuenta de una mínima parte de la población el sistema está trampeado. Existe una errónea tendencia —a mi juicio— de tratar de separar liberalismo y democracia. Yo creo que plantear el conflicto entre democracia y liberalismo es más una excusa que un planteamiento serio. Igual hay que probar a dejarse de excusas y empezar a competir. Ah, pero para competir hay que tragar muchos sapos y los sapos no saben bien.
El problema del liberalismo no es de discurso, sino de actitud. Pero entiendo que me he ido del tema y que esto forma parte de una conversación más larga.

Brexit: