Zonia Linares.
Comenzaré mi artículo solidarizándome, con el pueblo palestino, quién por reclamar sus derechos está siendo masacrado, ante la ceguera y sordera mundial, no existe ONU, no existe OEA, no existe Parlamento Europeo, ni ningún otro organismo internacional, que rechace la grotesca arremetida que el gobierno de Israel, aupado por el imperio Norteamericano está haciendo con este noble pueblo, en realidad todos los ojos y las voces está centradas en nuestro país, en donde este 20 de mayo se llevarán a cabo unas elecciones presidenciales, libres y democráticas. Pero que no satisfacen a los gobiernos extranjeros, porque no se amoldan a sus intereses.
Parece mentira que la muerte de más de ciento cincuenta personas entre 2014 y 2016, en guarimbas y protestas violentas, por parte de la oposición pidiendo elecciones adelantadas, no hayan valido la pena. Cuando por fin se cumple el plazo para elegir un nuevo presidente constitucional y democráticamente, la fecha tampoco les satisface, porque no les es conveniente el momento. Y estamos claros, que mientras Nicolás Maduro o algún otro revolucionario sea candidato a la presidencia el momento jamás será el adecuado para ellos, motivo: Es la palabra revolución la que les entorpece el camino, son esos lideres revolucionarios que se negaron a pactar con ellos, que no quisieron negociar ni seguir la agenda de los EE.UU, como estaban acostumbrados, así que las condiciones jamás serán las adecuadas, así llevamos casi veinte años, ellos no han podido acostumbrarse a que el pueblo es quien tiene la última palabra, es quien quita y pone gobiernos, y no Julio Borges y su séquito y mucho menos gobiernos extranjeros.
Hoy a cuatro días de un nuevo evento electoral en Venezuela, vemos como las amenazas a nivel internacional se hacen escuchar, con más ahínco, dando por sentado que a Venezuela no le toca otro destino sino ser invadida en nombre de esa “democracia” asesina que practica los EE.UU, lo hemos visto en los últimos días con Siria y hace apenas 72 horas con Palestina, esa es la ayuda humanitaria que la oposición venezolana pidió para nuestro país. Porque en veinte años no han tenido los cojones, de ganarse el voto del pueblo con una propuesta seria, en la que no sea el pueblo el que salga perjudicado. Alimañas de albañal, acostumbrados a ofrecernos como sacrificio, para poder ser dignos de recibir una palmadita en la espalda diciéndoles: Very good, very good .
Pero no será Luis Almagro representante de la OEA, ni será Roger Noriega con su amenaza de invasión, ni el grupo de Lima con su solicitud de suspender elecciones, quienes detendrán al pueblo este domingo 20 de mayo, tampoco será Juan Manuel Santos con su amenaza de no reconocer el nuevo presidente que salga electo, porque no lo asiste la moral para hablar de nuestro país, cuando en el suyo, toda la vida han eliminado lideres sociales, candidatos a la presidencia y todo aquel que se les oponga en el camino. Tampoco tomaremos en cuenta la solicitud de la Conferencia Episcopal, ya que en los últimos tiempos ha demostrado ser más política que católica, y más amante de la violencia que del prójimo, porque si bien no la provoca, la aplaude con su silencio, así que si se quitan la sotana y se declaran de derecha no nos asombraría, porque sabemos que lo son.
Tal vez tengan razón cuando dicen que Venezuela es una amenaza, de no serlo no nos retuvieran barcos con alimentos, no nos bloquearan el acceso a las medicinas, no nos aplicarán sanciones para restringirnos de los productos esenciales, porque de no ser así, otra historia contaríamos, tienen miedo a que Venezuela se convierta en potencia, que crezca, porque tenemos todo lo que se necesita para serlo, todo obsequiado por nuestra pachamama, pero que en otros tiempos era dado como obsequio a otros países, para que se les permitiera dormir en la alfombra.
Ahora bien hay un hecho innegable que es el éxodo de personas al exterior, es muy triste que nuestros jóvenes recién graduados regalen sus conocimientos a otro país, es triste que salgan buscando mejor calidad de vida, arriesgándolo todo, inclusive colgando su título recién obtenido, para aceptar cualquier empleo, pero esos jóvenes no están escapando de la guerra, no son perseguidos políticos, no son refugiados, porque nuestro país tiene paz y todas las libertades que cualquier país no tiene, pero si tenemos unos empresarios inescrupulosos, que juegan con la necesidad de la gente, y que están confabulados para intentar vencer la convicción por la necesidad, día a día aumentan los precios sin razón ni motivo, y cada día el salario del venezolano se pulveriza no importa cuánto aumente el gobierno, cuantos bonos dé para contrarrestar la guerra económica, nada es suficiente. Nos quejamos de los servicios, es cierto están muy mal, ¿Pero como funciona un país que le bloqueen todo lo que quiera adquirir para mejorar?. ¿Por qué en vez de ofrecer ayuda humanitaria, no eliminan de una vez las sanciones que nos mantienen bloqueados? Son ellos los verdaderos culpables de la migración que arropa nuestro país.
Hemos oído a muchos de nuestros jóvenes que se han marchado contar, que les toca vivir hacinados en posadas, pagando los servicios desmesuradamente altos, trabajando horarios doble, pero irónicamente van al supermercado y consiguen productos accesibles y en algunos de ellos nuestros productos, también sabemos que muchos no son tan bien recibidos por el gentilicio, otros corren con mejor suerte y hasta pueden enviar remesas a sus familiares en Venezuela ¿Pero cuánto están sacrificando? También comentaba un joven extranjero por las redes, que él no entendía como los venezolanos que salían del país “Según” por ayuda humanitaria, llegaban vistiendo ropa de marca y poseían celulares de última generación con planes ilimitados, y las mujeres con siliconas arriba y atrás él se preguntaba ¿De que carecen? Y es tan cierto eso que hasta un extranjero puede diferenciar ese detalle, para un país que supuestamente está en guerra, tiene un presidente dictador, y la gente cae en las calles muerta de hambre, pero quienes se van poseen esos accesorios entonces es una extraña dictadura y una muy extraña hambruna. Pero lamentablemente si hay personas verdaderamente vulnerables que no han podido con la arremetida violenta que los empresarios hacen con nosotros, si hay gente recogiendo de la basura, pero no viviendo en las calles como antes, ese es otro detalle, que antes no solo comían de la basura, sino que familias enteras, vivían bajo los puentes, ancianos se veían en las aceras, a dos pasos de la casa presidencial, niños en los bancos de la plaza pública, así que por ahí nos guiamos para buscar a quien azotó y vuelve a azotar nuestro país.
El caso es que estamos entre vencer o morir, y creo que necesario es vencer nuestro país seguirá siendo asediado, la decisión del pueblo seguirá siendo invisible a nivel internacional y lamentablemente nacional, porque nuestros políticos de derecha nunca respetarán nuestra decisión, seguiremos siendo usados como armas de combate para arrodillar al gobierno, pero nosotros somos más, sin nosotros ellos no pueden llegar al poder y eso tenemos que dejárselo bien claro este próximo domingo. No podemos por miedo dejar que nos arrodillen, mirémonos en el espejo de Argentina, de Brasil, en donde gobiernos entreguistas sometieron la voluntad del pueblo. No dejemos que las víctimas del caracazo se conviertan en las víctimas del 2014 y 2016, demostremos que no araron en el mar, aquí no se juega un cambio de gobierno, lo que hay en juego es un cambio de sistema, aunque no nos caería mal que cambiaran unos cuántos que solo conocemos por televisión. Pero esa petición la haremos más adelante.
Nací con corazón revolucionario. Chavista desde 1992. Creo en Dios, mi patria sigo y seguiré los sueños de mi comandante eterno.
sonfer723@gmail.com @sonfer723
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