Además de la abstención, este año entra en juego una variable que se venía barajado en las sombra desde hace años: la impertinencia del bipartidismo. En las elecciones nacionales es incuestionable por imposición legislativa (ley D'Ont). Los dos partidos mayoritarios se aferran a esta disposición decimonónica para impedir que terceras agrupaciones entren en el reparto del pastel.
Sin embargo, el parlamento europeo es una opción para grupos minoritarios y por fin este año los medios de comunicación han dado la oportunidad a estas agrupaciones que hasta ahora estaban condenadas a permanecer en la sombra. Y por primera vez también, los medios han comenzado a hablar de la posibilidad de encontrarnos ante el principio del fin del bipartidismo. No es que la prensa, normalmente polarizada y pilar de apoyo de alguno de los partidos mayoritarios, se haya congraciado con los recién llegados al escenario político, sino que los eventos acaecidos en los últimos tiempos han ido sensibilizando al electorado sobre la necesidad de buscar opciones de cambio.
Independientemente de los índices de participación y de los resultados, estas elecciones serán recordadas por ser las primeras en las que el bipartidismo se ha presentado de manera masiva como una opción a descartar, y en la que los medios han decidido apoyar un arco parlamentario más representativo y variado ¿Nos encontraremos ante el principio del fin del bipartidismo?
alfonsovazquez.comciberantropólogo