Las elecciones catalanas han sido extraordinariamente peculiares y lo siguen siendo después de celebrarse. En las elecciones normales, al día siguiente y frente a los resultados, todos dicen que han ganado. En estas todos dicen que ha perdido Junts pel si y Artur Mas.
Tiene además otras curiosidades. Los que más negaron el carácter plebiscitario de las elecciones, es decir PP y Ciudadanos son los que ahora más se concentran en hacer los cálculos en base al número de votos para afirmar que los independistas han fracasado, cuando el número de votos es lo que determina el ganador en un referéndum y no en unas elecciones, y curiosamente estos dos PP y C’s son rabiosamente contrarios a la celebración del referéndum, que de haberse aceptado al principio del lio nunca habríamos llegado a la actual situación absurda y desconcertante.
Además, su razonamiento no es lógico porque en un referéndum es probable que votantes de Csqp y otros como el PSC podría ser que votasen independencia e incluso podría darse el caso de personas que han votado Junts pel si, pero en un referéndum con la clara pregunta si o no a la independencia votasen no, en general el resultado en votos en un referéndum no tiene porque parecerse en nada al de unas elecciones.
El castañazo de Podemos ha sido considerable, pero con Don Lluis Franco Rabell de cabeza de lista y Pablo Iglesias viniendo casi cada día a Catalunya a decir inmensas tonterías no es de extrañar.
No entiendo el indudable éxito de C’s. En la noche electoral al ser entrevistados en televisión algunos de sus votantes basaban su voto en su postura clara contra la corrupción, y todavía lo entendí menos. Como se puede votar a un partido por su limpieza cuando está asociados a dos de los partidos más corruptos del país, PP en Madrid y PSOE en Andalucía, a los que además la corrupción ha seguido afectando a cargos elevados después del acuerdo con C’s sin que haya ocurrido nada, un partido que no ha demostrado la más mínima trasparencia sobre el origen de los considerables fondos que les cuesta la actividad del partido y que precisamente en Catalunya ha demostrado, con el ex diputado Jordi Cañas, que su método para acabar con los trapos sucios no pasa por la expulsión que predican, sino que consiste en guardarlos a plena actividad en un lugar discreto, cómodo y seguro hasta que los puedan volver a utilizar. Además se han llevado el premio gordo a la mayor parida al exigir, cuando todavía no habían transcurrido ni cuatro horas del cierre de los colegios, y la CUP no había empezado a poner condiciones, la dimisión de Mas y la celebración de nuevas elecciones. Igual es que quieren ir celebrando una elección tras otra hasta que ganen por mayoría absoluta.
También me extraña de C’s que haya sido la lista más votada por ejemplo en Nou Barris de Barcelona y otros barrios del extrarradio barcelonés que votaron a Colau para luchar contra los recortes y la destrucción del Estado del Bienestar, lucha en la que C’s no se ha implicado en absoluto y solo marginalmente en su falso discurso contra la corrupción. Cada vez tengo más la impresión que C’s es la puesta al día del PP.
La gran bofetada de UDC era de esperar, y aunque me sabe mal por tratarse de un partido antiguo e histórico, Duran Lleida lo tiene bien merecido desde que en 2013 y con referencia al caso Pallerols afirmó que si se demostraba que UDC había ingresado dinero ilegalmente dimitiría y se retiraría, el juez determinó como totalmente probado que UDC se había financiado ilegalmente por más de 9 millones de Euros pero el pobre Durán tiene mala memoria para lo que no le interesa y somos muchos los que todavía estamos esperando su dimisión. Por cierto, hay mucho ruido, y con razón, en relación con los escándalos de corrupción de la familia Pujol, pero nadie se mete con UDC que luce una larguísima lista de casos de corrupción.
Para mí la reacción al resultado de las elecciones más incomprensible, absurda, irresponsable y falta de la más mínima seriedad ha sido, ¡¡cómo no!!, la de Mariano Rajoy. El lunes 28, mientras los medios de comunicación estaban llenos de llamadas al dialogo y al pacto porque a los que ya lo pedían antes de las elecciones se había sumado prácticamente todo el mundo con dos dedos de frente, Rajoy soltó uno de sus espectaculares discursos ignorando la realidad y soltando un montón de barbaridades y anunciando al mundo que el NO había triunfado y que en consecuencia no cambiaba en nada su postura, inmóvil pero siempre dispuesto a dialogar y pactar con rendición previa. No lo dijo, pero a mí me sonó a “no me han hecho mover cuatro manifestaciones de record mundial de asistencia y me voy a preocupar por el resultado de unas simples elecciones aunque hayan sido con record de participación” pero llegó al extremo de decir “No llegan a 4 de 10 los catalanes que han apostado por un programa rupturista. Esta es la realidad de los hechos, Las urnas no han respaldado a los independistas”. Aquí fue poco listo porque si en vez de comparar solo los votos de Junts pel si sobre el total de votantes los hubiese comparado sobre la población total de Catalunya podía haber reducido el número a pocos más de 2. Fue curioso que después de decir que había perdido quien en realidad había ganado, ni mencionó ni permitió que se mencionase el desastroso resultado del PP. El discurso de Rajoy que anunciaba la continuidad del maldito inmovilismo es la peor de las noticias para los que quisiéramos ver acabado el asunto a la británica, de forma civilizada y mediante dialogo y pacto.
La prensa de Madrid ha seguido sin chistar las órdenes recibidas y hablan de estrepitoso fracaso del soberanismo en Catalunya, que seguramente debe tratarse del planeta muy, muy lejano que mencionó hace tiempo García Margallo, porque las cifras reales son las siguientes:
Partidos por el sí – Junts pel si y CUP – 47,74 %
Partidos por el no – PP y C’s – 26,43 %
Partidos no comprometidos – PSC, Csqp y UDC – 24,19.
Como partidos no comprometidos me refiero a aquellos que sin haber apoyado el si tampoco apoyan el estatus actual y proponen algún tipo de solución alternativa.
El diario ARA, en catalán, ha publicado la siguiente foto en que aparecen las portadas de los principales periódicos de Madrid referidas a la elecciones catalanas del 2012, en que CiU sufrió un fuerte descenso junto a las del pasado domingo, las del 2012 son las de la izquierda del lector, y curiosamente todas vienen a anunciar el fin del soberanismo, en una demostración más de que en Madrid no tienen ni idea de lo que está ocurriendo en Catalunya.
La U.E. sigue con la actitud que se trata de un asunto interno de España, pero si esta vez no presionan duramente a Rajoy para que se avenga a dialogar y a llegar a una solución pactada, será una demostración más que la U.E. sirve para crear o empeorar los problemas pero jamás para solucionarlos. Por cierto, el portavoz de Frau Merkel exigió al nuevo gobierno catalán respeto a la Ley, debe tratarse de un error, seguramente se refería a Volswagen.
En mi opinión lo peor del problema iniciado en el 2012, o en el 2000, según se mire, es que se ha demostrado clarísimamente que la Catalanofobia no solo existe sino que en España es mayoritaria, y de esta forma el problema va a ser muy difícil, sino imposible de solucionar. En mi nota del 9 de septiembre pasado decía que no se silbaba a Piqué cuando juega con la Roja por su comentario sobre el Real Madrid sino por catalanofobia porque ha acudido a alguna manifestación del 11 de septiembre. Por si no quedó claro, mirad que preciosidad encontré en Facebook hace unos días colgado por una organización denominada Unidad Nacional Española. Lo curioso del caso es que tanto Gasol como Piqué han declarado estar a favor del derecho a decidir y la única diferencia es que Piqué ha acudido al 11 de septiembre y clavó la bandera catalana en el centro del Camp Nou. En este país hay un exceso de locos, empezando por el actual presidente y varios ex-presidentes, y una demostración es que hoy martes 29, dos días después de las elecciones se ha anunciado la imputación de Mas, Rigau y Ortega por el 9-N, en una prueba contundente más de que en España el Poder Judicial está a la orden del gobierno.