Elecciones raras.

Publicado el 28 mayo 2019 por Torrens

No se si será por culpa de lo insoportable de tener que padecer dos campañas electorales seguidas, pero el resultado de las elecciones del domingo 26  han dado unos resultados que en varios casos son incomprensibles para mi.

Para empezar no puedo entender que alguien que ha vivido los últimos cuatro años en Barcelona pueda votar por Ada Colau, una alcaldesa con la que todo ha empeorado en Barcelona, que ha fracasado incluso en lo que iba a ser el principal logro de su mandato: el gran impulso a la vivienda social en Barcelona.

Pero lo más incomprensible es que en Madrid la derecha franquista pueda reunir concejales suficientes para evitar la renovación de la alcaldesa Carmena, posiblemente la mejor del país. La primera conclusión inmediata y directa de esta barbaridad es que Madrid no solo es la capital de España, además, y sobre todo, es la capital del franquismo.

Encima, para que el espectáculo fuese el esperpento máximo Pablo Casado de puso a hablar sobre la remontada e incluso se atrevió a anunciar un próximo regreso del PP al gobierno, claro que para poder soltar tantas estupideces tuvo que olvidarse de una serie de cosas sin la más mínima importancia, como que en las Generales 2019 se dieron los peores resultados en la historia del PP, lo mismo ocurrió en las .Europeas 2019, que en las Autonómicas 2019 ha perdido en las 12 CCAA, y en las Municipales 2019 ha perdido 1 millón de votos sobre 2015.

Otro que se ha dado un tremendo bofetón ha sido Unidas Podemos hasta el extremo que el mejor resultado del grupo ha sido el segundo puesto de Colau en las municipales de Barcelona. En mi opinión el problema de Podemos es su líder Pablo Iglesias. Varias personas muy válidas han ido dejando el partido desde su prometedor inicio, y para acabar de meter la pata hasta el tope en la última campaña electoral se puso a criticar a Amancio Ortega por regalar equipos médicos a hospitales públicos, cuando, sin renunciar a nada de su ideología podía haberse metido con la baja presión fiscal sobre los más ricos, que encima tienen un elevado nivel de fraude fiscal que raramente se persigue.