Electrohipersensibilidad, una discapacidad que se puede evitar

Por Tutetuan14

Ayer 3 de diciembre fue el Día Internacional de la Discapacidad, la cual  sufren más de mil millones de ciudadanos en el mundo y cuatro millones en España. Esta fecha fue elegida por Naciones Unidas en 1992, de acuerdo a la resolución 47/3 de la Asamblea General, del 14 de octubre de 1992, para concienciarnos de la existencia de quienes sufren una incapacidad de cualquier tipo: intelectual, sensorial, mental o física, congénita o adquirida. Esta resolución apela también a la integración de estas personas en la sociedad como ciudadanos de pleno derecho. Esto lo entendemos todos ¿verdad?

En esta jornada de 2014 se puso el acento en la tecnología y cómo puede ayudar a las personas con discapacidad. Con esto, estamos de acuerdo. Además hay grandes adelantos para complementar las funciones de apoyo a la rehabilitación que ofrecen algunos terapeutas como los Games por Health, por ejemplo, en enfermedades como la Esclerosis Múltiple o el Ictus. Pero llama la atención que las administraciones públicas no pongan el mismo énfasis en informar también sobre los límites de la tecnología por no decir, riesgos, en la salud de las personas, discapacitadas o no. Nos referimos a las emisiones de las fuentes electromagnéticas sin limitaciones sanitarias alguna y con unos límites de referencia legales que son del todo incompatibles con la salud de las personas y con sus derechos. Nos referimos, para empezar, a esos wifis que no deben estar en las escuelas ni en los hospitales, como el Hospital de Madrid de Chamberí, según advertencias de la OMS y de la UE, o de esas antenas de telefonía que no respetan estas zonas blancas obligadas.

Cuando el doctor e investigador Olle Johansson cuenta que a la luz de las investigaciones científicas se predice que en 2020  el 50% de la población podría ser EHS, o sea, electrohipersensible, estamos hablando de que ese porcentaje de personas podrían sufrir una discapacidad que hoy día ya afecta a entre un 3 y un 5% de la población europea, aunque España prefiere seguir sin reconocerla. Y cuando hablamos de Electrohipersensibiliad/EHS estamos hablando de una discapacidad que se puede evitar en vez de ignorar tal y como reclama el colectivo de personas afectadas por las radiaciones de antenas de telefonía móvil, wifis, móviles, etc cuya invisibilidad impide que se reconozca tanto su discapacidad como ciudadanos de pleno derecho como el problema real que la ha causado y la seguirá provocando en otros.

La OMS  y “las organizaciones internacionales alertan de que en los años futuros la discapacidad será un motivo de preocupación aún mayor, ya que todo hace prever que su prevalencia aumentará, debido al incremento también de la población mayor y de enfermedades crónicas como la diabetes, los problemas cardiovasculares, el cáncer o los trastornos mentales”, cita el diario El Mundo. Habría que añadir que muchas de estas enfermedades están provocadas por el aumento de los factores ambientales tóxicos como los campos electromagnéticos que nos preocupan en este blog, sin desdeñar ningún otro. Por tanto, no seamos cínicos. Si sabemos los detonantes, quitémoslos de en medio, regulémoslos con lógica y mesura para no tener que hablar de un aumento de cualquier discapacidad, y en concreto, de esta tan  frustrante, como la Electrohipesensibilidad, y no tiremos balones fuera achacándolo a razones ya inconsistentes comol a  falta de consenso científico sobre estas enfermedades o el aumento de longevidad o los malos hábitos de vida. No seamos cínicos y evitemos esta discapacidad provocada porque luego de nada servirán los maratones contra el cáncer ni otras secuelas ni de nada servirán otros espectáculos ni muestras solidarias con la enfermedad si antes no se pone en marcha una urgente y coherente prevención, hoy inexistente como las inexistentes campañas informativas de Educación, Sanidad y Medioambiente.

Sin ninguna intención de filiación política queremos resaltar la sensibilidad de Podemos-Xixón con las personas afectadas por Electrohipersensibilidad/EHS al hacerse eco de su problema. “Las personas afectadas se ven obligadas a evitar estas fuentes de radiaciones, pudiendo sufrir el abandono de su vivienda, la pérdida de su trabajo y la falta de accesibilidad a los servicios públicos básicos (sanidad, educación, transportes, …. ), lo que se traduce en una situación de profunda desigualdad”, cita el comunicado de PECCEM, describiendo al vida  tremenda que les toca vivir motivada por el entorno hostil  que compartimos todos. Cuando todos vivimos bajo el mismo cielo, estamos en el mismo barco y en posición de reclamar información y pedir el respeto por nuestros derechos a las instituciones que tienen que protegernos.

“Una amenaza invisible”, documental dirigido por el andaluz Pablo Coca y coproducido por Canal Sur, pretende levantar la conciencia sobre estas ondas que no vemos ni oímos y a las que todos estamos expuestos. De gran calidad y bien documentado, y con la valiosa intervención del profesor Olle Johansson, muestra lo que ya están reflejando también otros documentales en el mundo, como la cinta alemana  “What we don´t see” (Was  wir nicht sehen). Y como la información es un arma esencial para entender y luchar, os dejamos el enlace al Canal Sur donde recientemente fue emitido este documental español. Ojo, tiene dos partes (hay que dar a la flecha cuando termine una).