Cuando llegamos a Toledo era ya de noche; yo he estado en esta ciudad muchas veces y tengo ya tal costumbre de venir, que apenas encuentro diferencia entre esta tierra y la mía.
Mas, para que así no sucediese en este viaje, la estación, o mejor dicho, la puerta donde se agolpan los coches para llevar los viajeros al centro de Toledo, me enseñó que había estado lejos de aquí, haciéndome notar la ausencia del más afamado de los cocheros y empresarios de coches de Toledo, Güiso, que así se llamaba.Era Güiso lo que se dice un verdadero tipo. No conocía otro idioma que el castellano, y sin embargo, ¡qué modo de entender y hacerse entender a los extranjeros! Apenas llegaba uno que no le llevara a Zococover y después a la Fábrica. Pero esta habilidad le proporcionó pasar un mal rato con un extranjero de los que guiaba.Iba por la Vega baja una tarde llevando en su jardinera dos franceses, cuando la mala suerte hizo que se encontrase con un carretero amigo: le preguntó dónde iba, y Güiso, confiado en que los franceses no pueden hablar y entender el español, le contestó con mucha naturalidad: “A llevar estos alifantesa la Fábrica”. Su desencanto fue horrible cuando sacando la cabeza uno de los extranjeros le dijo: “Cochero, el elefante es usted”, acompañando esta frase con una verdadera trompada.
V. Fernández Cuesta. “Cartas de Toledo” (artículo en La Ilustración Nacional. 30 de octubre de 1887)
La Ilustración. 11 agosto 1849
El Museo Universal. 1 y 8 febrero 1863