Elemental, querido Jane.

Publicado el 13 junio 2010 por Papá Pingüino

"Mentalista: sustantivo. Se dice de quien emplea la agudeza mental, la hipnosis y/o la sugestión. Manipulador magistral de la mente y el comportamiento".
Estoy enganchado a "El Mentalista". En esta serie no hay sucesos fantásticos. No hay grupos de guapos perdidos en el Triángulo de las Bermudas. No hay viajes en el espacio-tiempo. Aquí hay un tío muy listo que resuelve crímenes como por arte de magia. Pura observación-deducción. Como Sherlock.
Es imposible ver a Patrick Jane, el "mentalista", y no acordarse del detective victoriano. Sus métodos son clavados, aunque con un mayor peso de la psicología en detrimento del conocido alarde físico holmesiano (porque sí, Holmes sabía dar unas buenas yoyas, pero que quede claro que no tenía nada que ver con la versión Street Fighter de Guy Ritchie...).
Jane era un psíquico que se ganaba la vida como vidente en la televisión. Un fraude. Un día comete el error de menospreciar en público a un célebre psicópata, "John el Rojo", y éste se venga de él asesinando a su esposa e hija. A partir de entonces, Jane decide redimirse poniendo al servicio de la policía, en calidad de asesor, sus dotes. Y no habrá caso que se le resista.
El mentalista es un tío elegante y simpático, aunque con un lado oscuro que lo martiriza bajo una fachada (aparentemente) imperturbable. Es humano, y esa es parte de la gracia. Si Sherlock se chutaba para sobrellevar el hastío de la monotonía, a éste le carcome la culpa por haber provocado la muerte de su familia. De ahí que su objetivo final, indudablemente, sea cazar a su Moriarty particular.
Pero "El Mentalista" es mucho más que un Sherlock Holmes del Siglo XXI. Es una excelente serie policiaca cuyo acierto radica en la personalidad y dotes del protagonista, y su relación con el equipo del Departamento de Investigación de Crímenes de California: la dura jefa Teresa Lisbon; la maciza y novata detective Grace Van Pelt; así como la pareja de entregados policías Kendall Cho y Wayne Rigsby.
No perderé más el tiempo intentando convenceros de las virtudes de Patrick Jane. Que lo haga él mismo.