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Elena Garquin · Llévame a la Luna [Escena Inédita]

Por Flordecereza @NovelaRomantica
Elena Garquin · Llévame a la Luna [Escena Inédita]ELENA GARQUINLLÉVAME A LA LUNA (1º MO GHEALACH) Disponible en amazon el 4 de JUNIO · link
Cuando vives demasiado tiempo rodeado de oscuridad, no esperas que la luz de la luna te ilumine.
Cuando ya te has rendido a tus propios demonios, no aceptas que la simple sonrisa de un ángel los venza por ti.
Cuando la vida te golpea tan duro que terminas rindiéndote a tu propio pasado, lo último que te imaginas es que alguien te obligue a seguir luchando.
Me llamo Eirian, y viajo junto a una niña que solo busca respuestas y una mujer hermosa pero llena de tristeza, por culpa de un pasado al que se dirige de cabeza. Una mujer que me atrae y me da miedo.
Mucho miedo.
Porque ella es el motivo de que empiece a sentir de nuevo. Ella es mi ángel y mi luna.
Ninguno estábamos preparados para el otro, pero esta es nuestra historia. La historia de nuestro viaje. El de Álex, el mío.
O tal vez solo fue el principio de algo que nunca se terminó.
Y es que a veces el destino, con un poco de ayuda, decide que arriesgar es la apuesta ganadora.

Escena de la novela...
Elena Garquin · Llévame a la Luna [Escena Inédita]«—Sea lo que sea eso que te han dicho por el móvil, será mejor que lo olvides si no tiene remedio. Es algo que aprendí hace tiempo. Tómatelo como un consejo —concluyó, con una mirada enigmática y una pequeña tensión en las comisuras de sus labios, que desapareció en cuanto llegamos al coche. Apagó las luces, pero activó el contacto para poner en marcha el reproductor de música. Una canción lenta y desgarradora llenó nuestro silencio de la mano de una envolvente voz masculina.—¿Quién es? —pregunté.—Se llama Jack Savoretti, y habla de la importancia de los silencios. De lo que todos llevamos cargando a la espalda. De lo que soportamos… «Toma la mano de este hombre tranquilo» —tradujo, tendiendo la suya en mi dirección. Yo me quedé inmóvil, mirándola como si allí estuviera la respuesta a todos mis problemas. Como si con aquel simple gesto pudiera aclararme, cuando en realidad estaba hecha un auténtico lío de emociones contradictorias—. ¿Bailas?—Bastante mal.—No importa. Déjate llevar. —la intensidad de su mirada me envolvió. Ninguno se movió del sitio, pero sus dedos empezaron a agitarse con impaciencia—. No sustituye a una cena, pero suele valer para desconectar de la realidad, te lo digo por experiencia.Acepté. Tal vez al día siguiente me arrepintiera, pero necesitaba un cobijo. Un punto de apoyo. Una fuente de calor lo suficientemente poderosa como para espantar el frío que Christophe había dejado en mí. Una presencia segura que resolviera mis dudas para poder seguir adelante.Durante unos minutos cerré los ojos y me imaginé que él era todo eso y mucho más. Cuando sentí su brazo alrededor de mi cintura, elevé las manos para entrelazarlas en su nuca. Tenía un cuello firme, igual que el resto de lo que había tocado. No parecía haber ni una rendija de debilidad en todo aquel cuerpo fibroso, pero yo sabía que la había. Lo vi cuando, poco antes, apretó algo contra su pecho y dejó que el dolor se reflejara en él.Noté el tacto de su pelo entre mis dedos y me dejé llevar por la suave cadencia de la música. Me moví a su compás; respiré su aroma masculino y mi corazón empezó a latir al mismo ritmo que el suyo. Eirian tenía la extraña facultad de hacerme despertar de mi letargo. Cada célula de mi cuerpo respondía como si realmente hubiera encontrado la persona adecuada con quien hacerlo. Sentí cómo una inesperada ráfaga de calor me atravesaba el pecho y el aleteo de miles de mariposas en mi estómago. Abrí todos mis sentidos a él hasta que fui plenamente consciente de los dedos presionando ligeramente la parte baja de mi espalda y el pecho duro y cálido, pegado al mío.Elena Garquin · Llévame a la Luna [Escena Inédita]Dios. Qué bien se estaba así, aislada de todo lo que no fuera la pequeña vibración que comenzó en mis dedos y se fue extendiendo al resto, a medida que ganaba en intensidad. Levanté la cara hasta que me topé con una parte de él donde el pulso le latía con rapidez. Entonces escuché un suspiro contenido, apenas un jadeo que casi me derritió por dentro. Abrí los ojos con la sensación de que la conexión establecida entre nosotros por la música se desvanecería, pero con la necesidad de hacerlo, para encontrarme con que había tocado una porción de su cuello con los labios.—Álex…Se había detenido mientras la canción continuaba, pero me mantenía pegada a él, transmitiéndome su excitación a través de la ropa, de aquella mirada profunda, del tacto de sus dedos sujetándome o de la boca entreabierta, que había pronunciado mi nombre como una caricia y que ahora, muy lentamente, se acercaba a la mía.Fui incapaz de moverme. Iba a besarme. Iba a permitírselo. Él desplazó las manos a ambos lados de mi cuello como para asegurarse de que mantenía aquella postura, pero ni una cadena interminable de tsunamis hubiera conseguido lo contrario. Me acarició los labios con los suyos. Solo fue un roce, pero se quedaron ahí, conteniéndose para no meterse más adentro, cuando la música cesó.El silencio regresó, y con él mi sentido común.Me aparté en el momento justo y le besé en la mejilla mientras le abrazaba demasiado rápidamente.—No es buena idea.—¿Quién lo dice?—Alguien que todavía no entiende muy bien por qué está aquí.—Eso no ha sonado muy convincente —aclaró, antes de volver a acercarse. Por un momento pensé que iba a insistir, pero solo levantó la mano para colocarme un mechón detrás de la oreja. Mi corazón dejó de latir—. ¿Quién es Christophe? Te oí cuando respondías a la llamada —añadió antes de que yo pudiera decir nada—. A lo mejor me estoy metiendo donde no me llaman, pero me has intrigado desde la primera vez que te vi, y mi imaginación no deja de trabajar.—¿En qué?Con un movimiento repentino, encerró mi cara entre las manos para acercarse tanto que percibí el dulce aroma de su aliento calentándome la nariz, antes de que me la besara. A continuación, hizo lo mismo con mis mejillas húmedas todavía, y con mis párpados temblorosos, depositando un ligero suspiro después de cada contacto. Me quedé paralizada, abrumada, sobrecogida por la intensidad de cada uno de sus movimientos cuando se detuvo a escasos milímetros de mi boca, y sin aire al ver cómo la punta de la lengua asomaba por sus labios.Elena Garquin · Llévame a la Luna [Escena Inédita]—En todo lo que me inspiras, Alejandra —respondió con voz muy queda, consiguiendo que las piernas empezaran a temblarme—. Es extraño; he podido conocerte lo suficiente como para saber que no vas a responderme, pero yo sí que puedo responderte a ti. Estás aquí porque soy incapaz de dejarte sola. Lo he sido desde el principio. No me preguntes la razón. —Aunque yo no podía verle con los mismos ojos del día anterior. De algún modo, habíamos roto la barrera invisible de la desconfianza, dando un paso en una dirección desconocida y, posiblemente, muy equivocada, al menos para mí. Vi cómo fruncía los labios con desilusión. Parecía querer decir mucho más, pero terminó suspirando cuando me di la vuelta, temblando de emoción y con mi cabeza completamente vuelta del revés—. Álex…Otra vez aquella sensación de que iba a hablar para cambiar de opinión en el último momento. Abrió la boca y luego se rascó la nuca, como solía hacer cuando pensaba antes de actuar.—No me arrepiento de haberos recogido —confesó con la voz queda—. En absoluto.La conexión volvió a fluir entre nosotros en cuanto nuestros ojos se encontraron. Volví a sentir aquella sensación vertiginosa en el vientre que me hacía desear no pensar tanto, pero solo asentí y sonreí con tanta fuerza que pensé que los labios me dolerían el resto de la noche.La expresión de Eirian fue de absoluto asombro. Se quedó mirándome con la boca abierta, literalmente, inmóvil a un suspiro de mí y, al mismo tiempo, a eones de distancia.—Yo tampoco me arrepiento —respondí.Le di la espalda, pero me detuve cuando oí una exclamación de triunfo seguida de una carcajada.—¡He ganado! —gritó, levantando el puño—. ¡Has sonreído!No pude evitarlo. Mientras regresaba a mi habitación, reí con todas mis fuerzas»
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Elena Garquin · Llévame a la Luna [Escena Inédita]

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