A veces son dolores reales, otras se ve que somatiza (lo cual no los hace menos reales, lo sé), y alguna se hará la viva (estoy segura), pero siempre, siempre, tiene algo -por suerte nunca nada demasiado serio, es básicamente una niña muy sana, pero suficiente para tenerme en vilo seguido.
Así que le voy a cambiar el nombre; no importa si da mucho trabajo, si los trámites son interminables o si me va a salir carísimo, de ahora en adelante se llamará Petra.
Por eso de ‘Pedro y el lobo’, ¿vieron?
EriSada