Había leído varias reseñas de este libro y decidí leerlo, intuía que me iba a gustar, y lo cierto es que me ha encantado.
Si ya en este aspecto me ha parecido una historia muy bien elaborada, os diré que lo mejor no eso, sino la construcción del personaje protagonista. Tras terminar la lectura no ha dejado de crecer mi admiración por la autora; me parece fascinante la forma en que Healeyse introduce en el alma de una anciana con Alzheimer (no se llega a decir de qué enfermedad se trata, pero se intuye claramente), una anciana que nos gana desde el principio, desde que la acompañamos en sus tribulaciones sobre su estado, pues es consciente de que la memoria le falla; la acompañamos en su ansiedad ante la desaparición de su amiga o cuando se descubre de pronto en un lugar desconocido que no recuerda ni sabe el porqué ha ido hasta allí.
Maud es un personaje lleno de matices, ternura, inquietudes, con pensamientos en apariencia disparatados, pero que tienen su razón de ser en el pasado o en la anécdota más insospechada. Es increíble cómo Emma Healey nos acerca a la enfermedad, tanto desde el punto de vista del que la sufre, como desde el punto de vista de los familiares. En este sentido, los hijos y la nieta de la protagonista también son destacables, especialmente la hija, por lo creíble que resulta, por su humanidad, por su paciencia y su falta de la misma en algunos momentos.En definitiva, estamos ante una novela emocionante, misteriosa y conmovedora, protagonizada por una anciana encantadora e inolvidable.