Ella tenía razón

Publicado el 20 julio 2022 por Rak_mg

¿No os ha pasado nunca que os embarcáis en algo y lo dais todo?

Por mi forma de ser y quizá como resultado de mi adolescencia, tengo la tendencia de agradar y complacer a los demás, tanto que a veces me pongo a mí mismo en un segundo plano y me hago pequeño.

Aquellos que me conocéis en profundidad, a menudo me habéis dicho que soy tonto, que espero de los demás lo que yo les doy a ellos y luego, acabo llevándome un golpe, incluso uno monumental. Lo sé, no aprendo la lección, esa rutina se ha convertido en mi modus operandi.

A lo largo de mi vida, he tenido la mala fama de ser distante, frío, apático y reservado, de ser una persona muy cerrada para aquellos que no me conocen, borde, asocial… pero no os equivoquéis… lo que soy es precavido, estoy tan acostumbrado a no abrirme a la gente que cuando lo hago, saco la mejor versión de mí mismo y con el tiempo he aprendido que, incluso en retrospectiva, esos pequeños pasos para establecer una amistad que significan tanto para mí, se convierten en un error, porque al final, todos tenemos dos caras.

Lo que peor llevo es que me mientan, que la gente solo piense en sí misma sin tener en cuenta lo vivido. Por eso, he desarrollado una capacidad innata de pasar página, intentar no mirar al pasado (aunque a veces me cueste) y dejar atrás amistades que no me hacen bien. Si algo sé hacer, es mantener distancia.

Con el tiempo aprendes que aquellos que realmente te quieren, te van a querer con todas y cada una de tus virtudes y defectos, y aquellos que están de paso, algún día te defraudarán en mayor o menor medida.

¿Cuántas veces has pensado solo en lo mejor para alguien? ¿Cuántas veces has estado ahí cuando lo ha necesitado?

El problema surge cuando tú realmente necesitas de alguien, y justo en ese momento en el que estás hundido, esa persona no está ahí o no sabe estar a la altura.

Hoy me siento un poco así. Estoy en un momento de mi vida en el que están sucediendo cosas a mi alrededor con las que no me siento cómodo, y mis sentidos me dicen que tengo que estar alerta. Mi vida ha cambiado una y mil veces en los últimos años, y creedme, la pandemia no ha ayudado en absoluto a tener algo de estabilidad mental, ni a mí ni a nadie.

Todo esto me lleva a lo de siempre, ahogar mis penas comiendo, volverme más altivo, dejar de dormir… Y lo peor de todo es que, ¿de qué me ha servido tanto coaching y cambio de mentalidad si al final he vuelto al punto de partida?

¿Pero sabéis qué es lo peor?

Que al final, con todo lo que está pasando, ella tenía razón…

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