Dedicado a ti.
Tú que has aguantado estoicamente todos estos meses de entrenamientos a deshoras cuando te despierto a las seis de la mañana mientras intento vestirme sin hacer ruido, fallando completamente en mi objetivo.
Tú que resistes mis manías con las comidas, el olor a reflex por casa cada día, la invasión de tu espacio con mis cremas, geles o vaselina.
Tú que asientes con la cabeza, sonríes y me miras como si me entendieras cuando te doy la paliza hablando sobre series, entrenamientos, ritmos, frecuencia cardiaca, ese corredor que es una máquina o ese amigo de entrenamiento que va pasado de vueltas.
Tú que piensas, sin equivocarte, que tendrías que haber estudiado fisioterapia para, al menos, poder comprender todos mis discursos y lamentos sobre molestias, dolores y lesiones.
Tú que no acabas de entender como unas zapatillas pueden costar ese dineral o porque es “tan importante” que el GPS este calibrado. Tú que no lo entiendes pero lo respetas y haces el esfuerzo de comprenderme como cuando no entendías mi alegría por quedar en el puesto 3500 de 6000, como cuando te decía que nunca ganaría a nadie más que a mi mismo.
Tú que has cedido generosamente una parte, importante, del armario para que pueda guardar mis camisetas, mis pantalones, mis calcetines y todos mis accesorios de runner como si de un Action Man se tratara.
Tú que me miras con compasión y sonríes mientras me ayudas a levantarme del sofá del que no puedo despegarme por mis piernas de palo consecuencia de la carrera del otro día. Tú que dos días después sigues asumiendo tareas que habitualmente compartimos.
Tú que te levantaste el domingo, que te has levantado muchos domingos, sola y te has encargado del pequeño Max, de la casa, que has cogido el coche y has venido a esperarme a la línea de meta, aguantando heroicamente una, dos, tres horas viendo pasar miles de corredores bajo un sol de justicia para de repente gritar mi nombre y mirarme con una cara, con un sentimiento que me hace sentirme el campeón del Universo.
Esto va dedicado a ti, a vosotros que siempre corréis conmigo, porque sin vosotros no hubiera sido posible, porque sin vosotros esta bendita locura no tendría sentido.
Gracias por estar ahí, alguien me dijo alguna vez que correr es un deporte individual, no podía estar más equivocado.