El miembro más reciente del club de filtradores de secretos de la seguridad nacional de la primer potencia es Edward Snowden, un exempleado de la CIA que filtró a The Guardian y a The Washington Post documentos sobre el programa de vigilancia electrónica del Gobierno de EE.UU. El domingo [11 de junio/2013], Snowden reveló su identidad.
“Me alegré muchísimo –dice Ellsberg en una conversación telefónica–. Es la mejor noticia que puedo recordar en mucho tiempo, desde las revelaciones de Wikileaks hace tres años. No ha habido una revelación más significativa y relevante diría que… nunca… Incluidos los papeles del Pentágono. No sólo por despertar a los miembros del Congreso que no eran conscientes de esto, sino que también tiene la capacidad de lograr que una gran parte del público sea consciente de que ahora mismo vivimos en el país del Gran Hermano de Orwell, con la excepción del programa de Estado policial de explotación de esta información por parte del Gobierno. No tenemos campos de detención masivos, no tenemos un estado policial completo ahora. Pero tenemos toda la infraestructura legislativa, administrativa y por encima de todo electrónica de un Estado policial. Y creo que podría activarse de la noche a la mañana.”
-Usted se entregó a la Justicia en junio del 1971. ¿Por qué tomó esta decisión? ¿Es comparable con la de Edward Snowden, el domingo, de revelar su identidad como filtrador?
-Casi desde el momento de la primera orden judicial contra mí, mi esposa y yo estuvimos de hecho en la clandestinidad, esquivando al FBI para poder seguir distribuyendo copias de los papeles del Pentágono. Acabé dando los papeles a 19 periódicos distintos. Hubo una orden de arresto contra mi pero no me entregué en seguida porque aún me quedaban algunos copias para distribuir. Cuando fui [a entregarme], hice lo que siempre me había comprometido a hacer si me arrestaban, que era identificarme como la única persona responsable por difundir los papeles, de manera que quedase claro, en la medida de lo posible, que nadie más que fuese susceptible de ser sospechoso me había ayudado o influido para hacer esto. Asumí toda la respobsabilidad. Y creo que Snowden ha hecho lo mismo. Ha dejado claro que nadie sabía nada de lo que hizo ni participó en ello. Y creo que es una de las razones por la que se dió a conocer. La otra razón era ser capaz de decir clarmanente lo que yo creía que los papeles revelaban y explicarlos tan bien como pudiese. En ambos casos, tanto en el suyo como el mío, había mucho que decir sobre los papeles. Entonces fui libre para hablar de lo que revelaban, de la misma manera que Snowden lo es ahora. Él no podía hacerlo en este país, no estaría en libertad bajo finanza como yo, sino en una celda de una cárcel como Brandley Manning, quizá en la misma que dejó vacante en Quantico [la base cerca de Washington donde estuvo detenido inicialmente], o en una celda de aislamiento. Quizá en Guantánamo. Estaría incomunicado como Brandley Manning en los últimos tres años. La gente pregunta por qué se marchó a Hong-Kong. Estoy seguro de que es para aplazar el momento en que ya no podrá hablar al público. Y sabe que, esté donde esté en el mundo, es posible que lo atrapen de una manera y otra, y lo encarcelen o lo eliminen.
-¿Qué le aconsejaría a Snowden? ¿Qué debería hacer ahora?
-No creo que necesite mi consejo. Admiro lo que ha hecho y respeto su buen criterio. Creo que ha hecho lo que podía hacer. Como él dice, lleva tiempo pensando en hacerlo. Esperaba que Obama hiciera cambios. Y era una esperanza razonable hace 5 años. Pero ya hace tiempo que no es razonable. Probablemente se estará preguntndo si no debería haberlo hecho antes. Pero lo ha hecho muy bien. Ha ido a la persona correcta, a Glenn Greenwald. Glenn Greenwald y Laura Poitras deberían obtener premios Pulitzer por esto. Y yo diría que ya es hora de que una fuente obtenga un premio Pulitzer. No deberían ganar dinero para no despertar sospechas de que lo hace por dinero, pero deberían obtener el reconocimiento de que es que son parte crucial del proceso periodístico para mantener una prensa libre. En su caso [el de Snowden], creo que la revelación quizá pueda incitar a la gente a recobrar su privacidad y libertades y la Bill of Rights [las primeras enmiendas de la Constitución, que incluyen la libertad de prensa y expresión, y la protección ante registros injustificados]. Pero también es probable que no haya ninguna reacción.
(…)
“El mundo está metido en varias crisis simultáneas. La crisis climática. Las armas nucleares siguen allí debido a las malas políticas de mi país, a pesar de la retórica de Obama. Y, claro, los aspectos de vigilancia del estado policial probablemente se están reforzando en todos los países. Así que solo el tipo de reformas como las que vimos en la Unión Soviética con el Gorbachov evitará que la especie se destruya a sí misma. Y creo que Edward Snowden ha mostrado el tipo de coraje civil que se requiere si la especie debe sobrevivir. Suena a hipérbole, pero no lo es, en absoluto.
-Usted, cuando se entregó, salió en libertad bajo fianza. Los tribunales se enfrentaron a la Administración Nixon.
-Todo lo que Nixon me hizo a mí mientras estaba en libertad bajo fianza para silenciarme, para hacerme chantaje, entrando en la consulta de mi antiguo psicoanalista, con escuchas ilegales sin orden judicial, poniendo la CIA tras de mí para conocer mis vulnerabilidades, y finalmente intentando matarme, el 3 de mayo de 1972… Todo estas cosas son legales ahora. Tan lejos hemos llegado. Lo que no significa que sean constitucionales. El Tribunal Supremo no ha sentenciado sobre ellas. Y no confío demasiado en que este Tribunal Supremo se dé cuenta de que son inconstitucionales. Pero repito: lo que para Nixon era criminal ahora Obama tiene el derecho legal de hacerlo. Tan lejos hemos llegado hacia el estado de Orwell, 1984, aunque treinta años más tarde.
-Usted ha escrito que “Snowden revela que la llamada comunidad de inteligencia se ha convertido en la Stasi Unida de América”.
-Las capacidades de varias agencias, lideradas por la NSA, pero también la CIA, el FBI y, realmente, la inteligencia militar, y el resto forman un grupo que bien podría ser llamada la Stasi Unida de América. Tienen capacidades que la Stasi germano-oriental ni podía ni imaginar. La película La vida de los otros debería volver a estrenarse y debería verla el máximo de personas posible para mostrar cómo es vivir en un lugar donde cada individuo es sujeto al chantaje del Estado porque el Estado conoce todos los aspectos de sus vidas privadas. Esta película sobre la Stasi era en una época en la que no había email, no había teléfonos móviles, no había ordenadores personales, ni transacciones con tarjetas de crédito. La Stasi simplemente no tenía la imaginación para pensar un futuro como el actual con actuales capacidades de vigilancia. Si hubiese otro 11-S, tengo pocas dudas de que estas capacidades de vigilancia girarían la llave para llevarnos a un estado policial.
Fuente: La Vanguardia Blog