Peridismo pastel a cuenta del nuevo gobierno. Da un poco de vergüenza ajena, la verdad. Muy lúcido Francisco Pascual el domingo en El Mundo, a vueltas con este tema: "Y no hay que recurrir a los partidarios -uno enciende la
cadena Ser y queda tan impregnado de miel que teme que lo ataque un oso
Grizzley-, sino a los contrarios, que apenas aciertan a musitar un acomplejado
"parece sólido". Resulta que puede haber ministros guapos, risueños,
exitosos en vida privada y que no miren a un micrófono como a una cucaracha en
el plato de sopa. Y ministras. Resulta que no tiene que ser uno técnico
comercial del Estado o top three en la Abogacía del Estado, ni mirar por lo
alto de las hombreras al resto de la ciudadanía, para asentar sus posaderas en
La Moncloa."