Publicada en DesdeElExilio.com
Cada cierto tiempo, algunos medios de comunicación se embarcan en la ¿cruzada? manida y recurrente de poner de manifiesto como mucha gente trata de eludir los abusos que suponen los impuestos a lo largo y ancho del planeta. Ocupan ríos de tinta y bytes mostrando como personas, muchas de ellas hornadas, hacen cabriolas en países con baja presión impositiva, en intricados montajes offshore, sacando a relucir cuentas en tal o cual refugio fiscal.
Sinceramente les digo que mostrar lo que deportistas, artistas o empresarios, que, en mayor o menor medida, ganan el pan con el sudor de su frente, hagan para escapar de la voracidad inabarcable de los Montoro de turno me parece un monumento a la envidia de inmensas proporciones. Un dinero ganado legítimamente puede ser legítimamente dispuesto a voluntad por su propietario.
Como el mundo es imperfecto, es natural que existan excepciones a la honradez. Los refugios fiscales no escapan a esto. Lo curioso del tema es que las portadas de los medios que hablan de tramas offshore, además de por artistas, empresarios o deportistas, estén copadas por políticos. No suelen aparecer delincuentes y mafiosos reconocidos en los grandes titulares. No especialmente. Son mucho más frecuentes los Trías o los Pujoles.
Es una curiosa contradicción que los propios políticos quieran escapar del sistema que les alimenta. Contradicción por otro lado perfectamente entendible, pues ellos son los que montan el sistema extractivo de riqueza, ese que priva en nuestro país de la mitad de sus ganancias a un fulano mileurista. Ellos saben cómo va esto y, mientras se lucran, averiguan la forma de escapar llevándose su tajada a mejor puerto. En buena lógica, por tanto, el que tenga la capacidad de pagarse un asesoramiento premium, puede optar también a mejorar el rendimiento de sus activos escapando de Hacienda. Si los que dominan el presupuesto quieren escapar por algo será.
Si además tenemos en cuenta en qué ser gasta la mitad de lo que generamos nuestro gobierno, eludir el pago de impuestos se convierte en una acción de autodefensa y de responsabilidad social. No hay más que navegar cinco minutos por las portadas y artículos de esos mismos periódicos y sus cruzadas de la envidia. Las millonadas que van gastadas en independencias, golpes y contragolpes, urnas y alojamiento de policías, viajes, propaganda, teles y radios públicas… Son tan manirrotos que hoy el ministro Montoro tenía que intervenir el Ayuntamiento de Madrid para evitar que dilapiden el crédito acumulado en los últimos meses, con unos planes financieros propios de un adicto a las compras cualquiera. Maniobra ésta, por cierto, no exenta de propaganda pro PP. El CIS que cocina todo lo cocinable, no se aproxima a un resultado electoral desde ya no se recuerda cuando. Un comisario que entra en prisión. Una prisión llena de gente que maneja el presupuesto. Suma y sigue. Las prisiones, les recuerdo, también las pagamos nosotros.
Y aún hay quien mira, supurando odio y echando espumarajos, a los que tratan de evitar que les roben el fruto de su trabajo. Ciudadanos que no son capaces de ver que esos partidos, tan radicales, tan antisistema, que dicen que todo es tan ilegítimo, se siguen presentando a las ilegítimas elecciones para seguir chupando del ilegítimo presupuesto. Cambiando cromos como en el patio del colegio. Desde luego, eludir el pago de impuestos es hoy más que nunca un acto de responsabilidad. Quizá te persigan y te vituperen, pedirán cárcel sin duda. Tampoco se podía imaginar la vida sin esclavos hace pocos siglos y por eso le cambiaron el nombre. Propondré a la RAE una nueva entrada:
- Contribuyente: Esclavo a tiempo parcial.
Si pueden permitírselo no paguen impuestos. Si puedo permitírmelo créanme que no lo haré.
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