Embajadas y separatismos

Publicado el 04 noviembre 2014 por Cronicasbarbaras

Se entiende que los separatistas catalanes protesten porque vaya a celebrarse este martes en la embajada española en Washington un encuentro de Libres e Iguales (LeI) con importantes personalidades y representantes de centros de pensamiento político del país para informarles sobre el peligro del independentismo para la estabilidad nacional e internacional. 

Pero es incomprensible que reaccione igual el PSOE y proteste porque el embajador ceda la representación a ese grupo de intelectuales, entre ellos el escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa. 

Con el Nobel de Literatura aparecen entre los fundadores de LeI sobresalientes juristas, escritores, artistas, filósofos y científicos. 

Su manifiesto comienza así: 

“El secesionismo catalán pretende romper la convivencia entre los españoles y destruir su más valioso patrimonio: la condición de ciudadanos libres e iguales. El nacionalismo antepone la identidad a la ciudadanía, los derechos míticos de un territorio a los derechos fundamentales de las personas, el egoísmo a la solidaridad”. 

El PSOE, cuya letra final es Español, quiere que el ministro de Exteriores admita que ha autorizado esa reunión para afeársela, en la que LeI estará encabezada por Javier Rupérez, exembajador de España en EEUU. 

Las embajadas están precisamente para representar y defender los intereses de un país, y lo que parece molestarle al PSOE actual, satélite del socialnacionalismo del PSC, es el prestigio internacional de los miembros de LeI. 

Olvida el PSOE que incluso antes de la legalización del mismo PSOE algunas embajadas españolas albergaron reuniones políticas de Felipe González, por ejemplo, en Bélgica: el cronista estaba allí. 

La Generalidad catalana ha gastado ingentes cantidades de impuestos de todos los españoles en sus campañas de propaganda separatista. En EE.UU ha pagado a grandes lobbies y empresas de relaciones públicas. 

PSC y PSOE no han exigido responsabilidades a la Generalidad por esos enormes gastos ilegítimos y se la piden al Estado por defender su propia existencia. Y Susana Díaz, callada.

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