Embarazo. ¿Color de rosa?

Por Elijoestarbien @elijobienestar

Aunque siempre descrita como un etapa hermosa y maravillosa en la vida de las mujeres, lo cierto es que… “el embarazo no es como lo pintan”.

La razón para poner este tema sobre la mesa es básicamente que me he encontrado con mujeres que de repente se sienten culpables por no estar disfrutando este periodo como “deberían” o como la sociedad “dice que es” y creen estar haciendo algo mal. Ya desde ese momento se empiezan a sentir “malas mamás”.

Cuando no disfrutas como “deberías” o como “dicen que deberías”,

crees estar haciendo algo mal … 

Ahora bien, de ninguna manera estoy diciendo que el embarazo sea desagradable o  una auténtica pesadilla, sino que no es tan “rosa” como creemos y que hay malestares físicos y emocionales que la verdad no son tan disfrutables. Tengo dos hijos, así que sé por experiencia propia cómo es el asunto. =)

Por principio de cuentas, abordaremos el aspecto físico ya que es lo primero que empezamos a notar. Algunos ejemplos son:

  • Malestares matutinos (náuseas y vómitos) que en muchos casos, no son sólo por las mañanas sino a cualquier hora. Ciertamente estar vomitando o sintiendo desagrado por la comida no está padre y menos cuando a una lo que le gusta es comer rico. Relacionado a esto también nos encontramos que puedes llegar a percibir el sabor de algunos alimentos de manera distinta y suceder que algo que no comías te empiece a gustar o al revés.  No me dirán que todo esto es agradable, ¿o sí? Aunque al principio a una hasta ternura le da tener estos síntomas, conforme pasa el tiempo en ocasiones se empiezan a hacer difíciles de sobrellevar.
  • Guardar reposo si es que tu médico te lo prescribe  y para aquellas mujeres muy activas o las que no lo son tanto, el estar en casa dependiendo de otros para ir cualquier lugar o hasta para ir de una habitación a otra puede ser realmente todo un desafío. He escuchado a algunas futuras mamás preguntarse: “¿En qué me metí?”. A esto hay que sumarle que a nivel emocional estamos vulnerables porque tenemos miedo de perder al bebé y/o nos sentimos “anormales” porque nos pasan estas cosas que creemos a nadie le pasan. ¡Tranquila, entre más te relajes, mejor! Así que cero culpa si sientes que estar embarazada “te está cayendo de peso”.
  • Dolor de espalda, de piernas, de cabeza, de vientre… estos no tengo qué explicarlos. Entre más peso ganamos, es más frecuente que tengamos dolor en alguna parte, lo que conlleva mayor dificultad para realizar algunas actividades simples como caminar, conducir un auto, darte vuelta mientras duermes o levantarte de la cama. En ocasiones se dan dolores extraños como en muelas y dientes sin causa aparente. Aunque esto se puede sobrellevar fácilmente, puede ser desmotivante. Cuida tu alimentación para que sea sana y no subas kilos en exceso.
  • Problemas del aparato digestivo (hemorroides y estreñimiento) son padecimientos comunes pero afortunadamente son pasajeros, como todas las otras molestias aquí enlistadas… ¡todo esto pasará! Particularmente se dan hacia el final del embarazo y tu médico podrá recetarte algo para que disminuyan las molestias.
  • Retención de líquidos es un aspecto importante para tenerlo bajo control porque puede llevar a otro tipo de problemas médicos. Sin embargo, en términos generales es más bien incómodo ya que en un abrir y cerrar de ojos nuestros pies lucen muy hinchados, al igual que el rostro, piernas y brazos. Cuesta trabajo caminar, se pueden adormecer nuestras extremidades y obviamente los zapatos bonitos son casi imposibles de usar. Esto afecta un poco la manera en que nos percibimos y a veces nos hace sentir mal el no lucir como nos gustaría, nos sentimos poco atractivas y tal vez hasta desaliñadas. Para mejorar la situación evita caminar en exceso, el consumo de sal y ten presente que estos cambios físicos y psicológicos son sólo por una temporada.

Aunque como hemos visto lo físico se refleja en lo emocional, también ocurren ajustes a nivel psicológico por sí mismos. Los clásicos son:

  • Las hormonas nos ponen muy sensibles y temperamentales, lo cual puede dificultar la relación con nuestra pareja, quien usualmente no comprende qué nos sucede. A veces ni nosotras nos entendemos.
  • Inseguridad en dos niveles principalmente, ya que por un lado no nos sentimos tan seguras de las cosas que podemos o no hacer para no dañar al bebé y eso afecta nuestro trabajo, las actividades cotidianas y el hacer ejercicio regularmente.   El otro aspecto tiene que ver con los cambios corporales y la forma en que los apreciamos, ya que esto puede afectar nuestra autoestima. Aunque nos digan que nos vemos “bellísimas”, somos nosotras las que debemos de creerlo y sentirlo para vivirnos de ese modo.

No basta que te digan que te ves hermosa,

debes creerlo y sentirlo para vivirte de ese modo.

  • Cambios en la sexualidad son algo natural en esta etapa y los pongo en la parte de lo psicológico porque no hay realmente un tema físico, sino más bien son los sentimientos y creencias que tenemos con respecto a nuestro cuerpo y la atracción que podamos despertar. Aunque estos cambios puedan resultar incómodos, son finalmente una oportunidad de mejorar la comunicación y el contacto con nuestra pareja, más que un problema son el camino para afianzar la relación.

Como dije en un principio, esto no es para desmotivar o hacer sentir mal a las mujeres embarazadas, sino para que vean la situación de una manera más objetiva y puedan evitar sentirse mal o culpables si les está costando llevar este periodo en sus vidas. Tener hijos es una cosa super disfrutable, es lindo sentir que se mueven y que establecemos una relación con ellos desde el vientre, pero no podemos dejar de lado que todo tiene un costo. Desde mi perspectiva el costo de las molestias es bajo comparado con el privilegio de ser madre, razón por la cual las invito a verlo como algo pasajero, prometo que los achaques se irán.

Una vez que nacen, todas las “aventuras” del embarazo se convierten en anécdotas dignas de ser contadas y crean una historia con nuestros hijos, la cual de verdad es invaluable. ¡Atesórenlas!

 Texto escrito por Ana Lilia, psicóloga clínica y maestra en terapia sistémica. Escríbele a lily.villafuerte@gmail.com

Si te gustó este artículo, probablemente te interese:

  • ¿Cómo es posible que las emociones afecten mi cuerpo?
  • 4 Reglas de alimentación que se hicieron para romper
  • Mis 5K. Cómo le hice si no me gustaba correr.
  • Buenos hábitos: Estrategias para implementarlos en los niños
Zemanta