Hay muchísimos mitos relacionados con los cambios en el cuerpo de la mujer que se producen antes, durante y después del embarazo. Una de estas creencias está vinculada con las transformaciones que se dan en la fisonomía del cuerpo femenino, como la pérdida de turgencia de las mamas y la firmeza general de la piel, el cambio de la forma de las caderas o el aumento definitivo en el peso corporal, entre otros.
El espacio que la madre le da al bebé es importante y su cuerpo soporta un promedio de 12 a 18 kilos de aumento que producen un impacto notable en su figura. Además del cambio metabólico y hormonal de los nueve meses de gestación, se suma el período del post parto y de lactancia que también traen modificaciones reales.
Las estrías.
En algunos casos pueden llegar a ser permanentes. La piel de algunas zonas del cuerpo, como el abdomen, sufre un estiramiento hasta diez veces superior al normal, lo que puede llevar a su aparición. Las estrías aparecen al romperse las fibras elásticas de la piel. Cuando se estira, las fibras con menos elasticidad se rompen y dejan unas marcas de color rosáceo que luego se tornan rojizas y después blancas.
Durante el primer embarazo, las más comunes son las del abdomen, pero también pueden aparecer en los muslos, nalgas, caderas, pecho y hasta en los brazos. Por eso los especialistas recomiendan la utilización de cremas ricas y untuosas para disminuir la probabilidad de aparición.
Las várices.
Si hay predisposición a tenerlas se van a incrementar después del embarazo, pero esto no se produce al azar. Las várices aparecen por una insuficiencia vascular en las piernas, pues les cuesta más irrigar sangre hacia arriba por la panza. Pueden aparecer pesadez y cansancio, por lo que se sugiere a las embarazadas no estar ni mucho tiempo –ni paradas ni sentadas– y cada treinta minutos cambiar de posición.
Pérdida de la Figura
Es habitual que durante el post parto el cuerpo de la mujer no luzca como antes y que su figura parezca perdida para siempre. El mito es que después del embarazo, será más difícil bajar de peso. Sin embargo, durante la lactancia va disminuyendo el peso corporal, aunque a veces no regrese al anterior al embarazo.
Es por eso que una alimentación correcta y balanceada, combinada con la realización de actividad física es clave durante y después del embarazo. Así como durante el embarazo una mujer debe consumir diariamente una alimentación que asegure su salud y la del bebé, después del parto también necesita consumir una alimentación diaria variada y completa que incluya los seis grupos básicos de alimentos: cereales, panes, harinas, féculas y legumbres, verduras y frutas, de leche, yogurt y queso, carnes y huevos, aceites, frutas secas, semillas y grasas y el grupo de azúcares y dulces con moderación.
Lactancia y Calorías
Otro mito muy difundido es que mientras la mamá está lactando puede reducir sus calorías y comer poco para bajar más rápido de peso. La lactancia requiere más calorías para que se produzca más leche. En el embarazo se aumentan 300 kilocalorías más de lo que la mujer comía no estando embarazada y durante la lactancia, 500 kilocalorías.
Por eso, la clave es consultar con un nutricionista.
Actividad Física
Una creencia muy difundida es que no se puede practicar ejercicios físicos después de la episiotomía o cesárea. La clave es realizar actividades de bajo impacto como caminar, hacer yoga o pilates. Recién a los dos meses después del embarazo, se puede comenzar a realizar ejercicios aeróbicos de mayor impacto como salir a correr, nadar o hacer spinning.
Relaciones Sexuales
Hay un mito que sugiere la necesidad de abstenerse de tener relaciones sexuales después del parto durante 40 días. Las profesionales que trabajan con embarazadas aseguran que actualmente son contadas las parejas que cumplen con este precepto. Si hubo episiotomía, o sea, un corte realizado para agrandar la abertura vaginal durante el parto, no se recomienda tener relaciones sexuales hasta que la vagina se recupere, pero si esto no ocurrió no existen inconvenientes para que la pareja las tenga con cuidado. No obstante, hay que considerar el tema de la incontinencia de orina después del embarazo.
Las mamas
Después de los embarazos también disminuye el tono de las mamas. Durante este estado y la lactancia, las mamas aumentan de tamaño. Pero su caída depende del cuidado complementario en la gestación y también del tamaño de las mamas. Es importante el uso de corpiños de buena calidad sin arcos. Y se recomienda hacer ejercicios de tórax y brazos, usar cremas a base de caléndula en la lactancia porque no tiene conservantes ni perfumes. Cremas y jabones neutros son ideales para favorecer la lactancia.
Pezones invertidos
Uno de los mitos más comunes es el de los pezones umbilicados o retráctiles. Se recomienda que todos los días las embarazadas realicen masajes manuales suaves durante tres minutos a partir del sexto mes del embarazo que lleven el pezón hacia fuera. También existen dispositivos de lactancia que ayudan a que los pezones no se pongan retráctiles. La fórmula para la preparación del pezón se resume en el concepto de Alas: aire, lubricación, agua y sol.
Cerveza para incrementar el flujo de leche
Otro mito es que tomar cerveza de malta y mate cocido para aumenta la producción de leche. Cualquier líquido va a favorecer la lactancia, pero no tiene que ser cerveza de malta, sino agua. Hay que consumir unos dos litros o más por día durante el embarazo y la lactancia.