Emboscada, un relato de los Incursores de la Noche

Por Déborah F. Muñoz @DeborahFMu

Otro relato corto con las portadas que prediseñé. La ilustración de este en concreto la hice para el booktrailer de Incursores de la noche, así que he decidido que el relato esté ambientado en ese mundo y que tenga por protagonistas a mis incursores...

Se sabía que Laftex estaba capturando elfos para estudiarles y buscar en sus genes el motivo de su longevidad. Se sabía que los cadáveres de sus experimentos fallidos acababan tirados en los alrededores de la burbuja. Y las autoridades, tras una inspección superficial de sus instalaciones, habían cerrado el caso por falta de pruebas.
Ya se había acabado el tiempo de la diplomacia. Ahora tocaba que los incursores actuaran, y los dioses no podían habérselo puesto más fácil. Y es que Laftex estaba situado en un lugar prominente de la burbuja, pero no podían hacer entrar a sus prisioneros por la puerta delantera. Y la puerta trasera daba a un callejón estrecho y sinuoso; el lugar propicio para una emboscada.
Los incursores se pusieron en posición, a la espera de que el convoy con los prisioneros llegara hasta el lugar correcto y sobrepasara al grupo de rescate. Luego, lanzaron un campo de fuerza que impediría las comunicaciones con su base y un primer ataque de drones que se metían por debajo a los aerodeslizadores de carga, lo que hizo a los escoltas detenerse y bajar para desplegar las defensas antidrones en el suelo. Ese fue el momento en el que Ares y Roca aprovecharon para dispararles con sus armas láser, mientras Sombra, Amanecer y Kati sacaban a los prisioneros de la parte trasera.
La operación fue rápida y limpia. En menos de un minuto, los conductores y su escolta estaban muertos, los prisioneros a salvo en un aerodeslizador conducido por un colaborador y el resto de incursores, vestidos como empleados corporativos, se volvían a montar en los vehículos rumbo al interior de Laftex.
Los guardianes de las puertas ni siquiera sospecharon: PF, en remoto, se había encargado de hackear sus sistemas para mantener las comunicaciones como si todo fuera normal, cambiar la base de datos con los pases de seguridad para que los incursores parecieran empleados legítimos y hacerse con un mapa del recinto.
Una vez dentro, un hechizo de sueño les dejó vía libre para hacer una entrada rápida, rescatar a los prisioneros que quedaban con vida, infectar todos los archivos de Laftex conectando a su red un usb con un virus diseñado por PF y matar a todos los empleados clave en el proyecto que habían participado de buena gana en los experimentos o borrar los recuerdos de los que habían sido reticentes.
Acabado el trabajo, salieron de allí lo más rápido posible, porque el capitalismo feroz de las Empresas Religiosas ya estaba en marcha. Nada más detectar la debilidad de Laftex, sumergida en un caos informático del que no lograrían salir, dos de sus competidores se movilizaron a sus hombres para hacerse con el control lo antes posible. Apenas unos minutos después de que los Incursores de la noche salieran del recinto, este se había convertido en un campo de batalla en el que la empresa que ganara se haría con el control de los recursos que le quedaban a Laftex. Cuál de las dos ganara les importaba poco siempre y cuando cumplieran las reglas y dejaran a la gente del exterior de las burbujas en paz. Si no lo hacían... estaban preparados para hacer otra incursión.

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