Emerson, Lake & Palmer. “Lucky Man”

Publicado el 16 diciembre 2016 por Raúl Rn

En octubre de 1969 King Crimson editaba " In the Court of the Crimson King", uno de los primeros trabajos de rock progresivo, una obra de referencia para todos los que quieran aproximarse a este estilo. El cantante y bajista de aquella formación era un amigo de Robert Fripp: Greg Lake, fallecido el pasado 7 de diciembre a los sesenta y nueve años, víctima de un cáncer. Apenas unos días después de publicar este disco, King Crimson ofrecía un concierto en el Filmore West de San Francisco, donde compartió escenario con The Nice, la banda liderada por el virtuoso de los teclados Keith Emerson. Al parecer, la conexión entre Emerson y Lake fue instantánea; el primero pensaba que su aventura en The Nice había llegado a su fin y el segundo ya empezaba a ver cómo King Crimson se desintegraba, entre otras razones, por el liderazgo dictatorial de Robert Fripp. Aún grabó con éste último el segundo disco del Rey Carmesí ("In the Wake of Poseidon", 1970), pero pronto abandonaría la banda para crear otra de las formaciones históricas del rock sinfónico: Emerson, Lake & Palmer (de la que ya hemos dado cuenta en esta entrada y en esta otra), donde Lake se haría cargo del bajo, de las labores vocales y de la guitarra, instrumento que en King Crimson era tocado por el jefe Fripp. En noviembre de 1970 publicaban su primer trabajo, " Emerson, Lake & Palmer", un Lp en cuya cara A se incluyeron tres temas arreglados por el trío a partir de sendas obras de Béla Bartók (" The Barbarian"), Johann Sebastian Bach (" Take a Pebble") y Leoš Janáček / J.S. Bach (" Knife Edge"); la cara B estaba ocupada por un tema en tres movimientos de Keith Emerson (" The Three Fates"), otro de Emerson y Palmer (" Tank ") y el último compuesto por Greg Lake ("Lucky Man"). Esta última canción, una de las más famosas de ELP y la que más éxito tuvo cuando fue lanzado el disco, llegó al álbum de casualidad, cuando se dieron cuenta que necesitaban un tema de relleno para esa cara B, que apenas duraba catorce minutos. En aquellos momentos de duda, Greg Lake habló a sus compañeros de una canción que había escrito cuando tenía doce años, con la que quiso expresar su malestar por las guerras utilizando la ironía de quien se siente feliz por todo lo que tiene en la vida y muere en plena batalla, sin posibilidad alguna de revertir este fatal desenlace, ni siquiera con dinero. Decidieron grabarlo con el tono acústico original pero introdujeron unos excelentes arreglos de batería y sintetizador, incluso dejaron una parte de guitarra eléctrica para ser interpretada por Greg Lake. Desde mi punto de vista, una melodía ideal para todos aquellos que quieran acercarse al rock progresivo y, de algún modo, se sientan intimidados por este género.


Greg Lake (1947-2016)