La larga estela que fueron dejando los conciertos, sucediéndose uno tras otro a un ritmo alocado de hasta tres noches seguidas y bien capaz de dejar knock-out a rockeros con 20 años menos que ellos, fue poniendo en evidencia que lo que Keith y Greg ofrecen en su formato E+L, aún cuando en su mayoría se trata de material ELP, escapa tangencialmente del formato ELP.
El principal contraste de esta nueva apertura sonora -más perceptible durante los primeros shows porque generó cierta "onda de choque" frente a la audiencia- es ese componente dinámico que brinda una batería en vivo... y no cualquiera, sino una en particular que sienta en su banquillo a Carl Palmer. Pareciera ser que una gran parte del público tiene tan arraigado el concepto de trío que debe definir indefectiblemente a los Sres. Palmer, Lake y Emerson que, a diferencia de las experiencias ELPowell (1985-86) y Three (1988), la idea de un dúo entre cualquiera de ellos cuesta hacerse de un lugar en la línea de pensamiento de muchos fans.
Con mayor énfasis durante la segunda mitad de la gira, la música de Keith y Greg contó con los servicios de una batería programada. Desde el vamos se sabe que un secuenciador nunca igualará el feeling del componente humano (nos acordamos del mensaje de "Brain Salad Surgery", no?) ni mucho menos de un virtuoso como Carl Palmer. Pero de las opciones que E+L tenían para el lanzamiento de su aventura dual en un marco intimista eligieron esta, para beneplácito o no del 100% de sus seguidores. La movida trazó un nuevo conflicto con cierta fracción del público, por cuanto un gran porcentaje de los "decepcionados" de E+L fue el que salió del teatro vociferando: "Cómo se extraña Carl!", o "¿Por qué no contrataron a otro baterista si Carl tiene compromisos contractuales?", o "¿Qué vine a ver, ELP o una conferencia de prensa?".
Una vez más, Greg acudió a su secular diplomacia para aclarar los tantos: "Esto no es ELP ni ELP Light. Se basa en el proceso creativo que Keith y yo seguimos como compositores y es también por eso que estamos incluyendo material de The Nice y King Crimson. El propósito es sentirnos dentro de un estudio de grabación creando música en un marco muy íntimo. Bajo ningún aspecto se trata de un show de rock'n'roll de alto voltaje". ( Shore Magazine).
Keith despejó más dudas: "Cada pieza que tocamos es completamente distinta noche a noche. Entre solamente dos músicos hay cierto grado de libertad que a veces nos permitimos tener. Yo soy muy adicto a la improvisación. Greg es más estable, pero es un gran apoyo y tiene una muy buena voz. Y de hecho, siendo un dúo la audiencia percibe una mirada más introspectiva del aspecto compositivo, no sólo de la música de ELP, sino también de King Crimson y The Nice". ( The Examiner).
En definitiva, quienes adquirieron una entrada para E+L con la ilusión de recrear esos conciertos fastuosos que ELP ofreció por docenas en territorio estadounidense durante los '70 hubieran sacado más provecho cruzándose de vereda en busca de otra marquesina. Los que en cambio prefirieron embarcarse hacia un rumbo desconocido pero bien prometedor (¿acaso no conocemos los bueyes con los que estamos arando?) en busca de un volver a vivir con aroma a pura nostalgia, se encontraron con un dúo de asombrosa dinámica que no sólo les regaló un sueño, sino que también los trató como "familia".
Ese es el formato E+L. Tómalo o déjalo.
Con algunos aditamentos y sorpresas de programa que variaron de show en show, Keith y Greg estructuraron una set list más bien estable. La interpretación alternó con el racconto de historias vividas a lo largo de la vida ELP -no hay duda de que pueden llenar toda una novela... aunque no necesariamente apta para todo público!-, un prolongado intervalo (Keith: "Hacemos una pausa de 10 minutos. Nos vemos dentro de 25...")y una breve pero picante sesión de preguntas y respuestas (Q&A) con la participación del público e invariablemente moderada por Greg. Aunque muchos hubieran preferido más música en lugar de las Q&A, como bien hizo notar más de uno: "la idea es excelente y depende de la audiencia no desperdiciar la oportunidad de poder hablar directamente con dos leyendas".
En orden cronológico y transcripta de las fotos que muchos asistentes han compartido en la web, esta es la set list que en general siguieron los shows, con breves historias contadas entre un tema y otro:
"From the beginning" / "I talk to the wind" (King Crimson) / "Bitches Crystal" / "The Barbarian" / "Take a pebble" + "Tarkus" (versión completa) / intervalo / "C'est la vie" / Keith solo ("Prelude to a hope" + "Malambo") / "America" + "Rondo" / sesión Q&A / "Pirates" / "Lucky man".
Aunque las circunstancias lo ameritarían, no es el propósito de este ya extenso informe detenerse con cada porción de la set list. Pero en pocas palabras, todos los arreglos sonaron sumamente atractivos; "From the beginning" y "Lucky man" presentaron introducciones nuevas; Greg recitó los primeros versos de "Pirates" en lugar de cantarlos y revivió una onírica versión con arreglos de Keith de la muy crimsoniana "I talk to the wind", que no interpretaba en vivo desde 1969; cuando los inconvenientes técnicos se lo permitieron Keith volvió con la boina y el acordeón en "C'est la vie", se animó una vez más a atacar sus teclados al revésy pasear su ribbon controller por el escenario,y al promediar la gira incorporó su impresionante versión de "Malambo" (incluida en su álbum con la KE Band)una vez más rindiéndole tributo a don Alberto Ginastera como ningún argentino, que yo sepa, lo hace.
De los dos, Keith fue y seguirá siendo "el" showman por antonomasia, "tan genialmente caótico como siempre si bien se lo nota más (forzadamente) sereno, pero no deja de ser un espectáculo en sí mismo y más allá de ciertas desprolijidades y alguna nota que no quiere entrar, está espléndido",al decir de Quique Quagliano. Sus 65 años se notan recién cuando deja el escenario, exhausto. Mientras está en escena... qué esperanza!
Greg fue y seguirá siendo "el" maestro del background por antonomasia. Nuevamente Quique: "Conserva esa dulzura y a la vez firmeza en la voz que son su marca registrada y sólo con eso puede recorrer los clásicos que entonaba hace 40 años con una autoridad y una prestancia magníficas. Su manejo de los instrumentos sigue impecable como siempre, no desperdicia una sola nota y ese pulso suyo en el bajo (también su marca registrada) es excepcional". Sus 62 años se notan en todo momento. Pero en sus destrezas artísticas y ese carácter jovial y entrador (no en vano se define como "un apasionado")... qué esperanza!
La mayor parte de las sesiones de Q&A de las que hemos ganado conocimiento no tuvo desperdicio, aunque nunca faltaron los desubicados inquiriendo, por ejemplo, dónde estaba Carl. Pero hubo una sesión, durante el concierto reprogramado de Pensylvannia, el 6 de este mes, que deparó un momento en que las lágrimas rodaron por los rostros de todos los presentes, incluidos nuestros dos anfitriones. Alguien le preguntó a Keith sobre las operaciones en su mano y su posterior evolución, y Keith fue sumamente franco al exponer su sufrimiento y la terrible incertidumbre de no saber cuál sería el futuro que tendría por delante. No pudo seguir. Su voz se quebró, su relato se detuvo y con ojos vidriosos, presa de la timidez que lo ha caracterizado toda su vida, sólo atinó a dirigirse hacia lo que más quiere: sus teclados. Debe haberse dado cuenta el maestro Keith Emerson de que detrás suyo había todo un teatro aplaudiéndolo de pie.
Desde que el tour bus -un verdadero palacete a juzgar por las fotos que vimos-arrancó en Nueva York el 8 de abril para proseguir ya sin pausas, Emo & Lakey se colgaron de un endemoniado frenesí. Uno o dos destinos en Massachussets, Montreal (el único internacional), Wisconsin, Indiana, Arizona, Nevada y California fueron testigos de conciertos cada vez más pulidos, con Greg ya libre de laringitis cantando a viva voz casi con el mismo pitch de los '70 y una potencia insuperable, y con arreglos cada vez más vigorosos, como los de "The Barbarian", "Tarkus" y "Bitches Crystal" donde el público comenzó a aceptar la prescindencia de la batería de Carl porque entre secuenciador y teclado el hueco de los primeros shows quedó magistralmente cubierto.
Desde San Francisco (a la que los norteamericanos insisten en bautizar como "cuna de ELP"... bueno, tiene algo que ver, pero no es cuestión de exagerar los tantos!) el tour bus emprendió un largo trayecto hacia Colorado Springs, estado de Colorado, destino del 14º show con fecha 28 de abril. "El trajín de viajar es duro", se quejó Keith.
Pero la suerte estaba echada. La maldición de Baba Yaga se dio una última vueltita paradescargar su furia otra vez con el pobre Greg, al que su salud volvió a sacarle tarjeta amarilla y la gira sufrió, nuevamente por orden médica, otra cancelación. El público sentado en sus butacas esperando el comienzo del show vivió una experiencia propia de d éjà vu cuando 30 minutos después de la hora prevista recibió la noticia de que no habría show. Sabemos fehacientemente que hasta el último instante Greg libró brava pelea para imponer su voluntad y no defraudar a su adorada audiencia... pero el "árbitro mayor" le tiró la toalla antes de iniciar un nuevo round. Más allá de la profunda desazón de muchos asistentes (entre los que se encontraban un cumpleañero de 19 años y una abuela de 85!!!) queda claro que el que tuvo que tragarse la mayor bronca e impotencia de la noche, además del malestar físico, fue el propio Greg.
Colorado Springs, el show que no fue, sería el único de la gira que por problemas de calendario no encajó en una fecha de reprogramación adecuada. No obstante el Management ya habla de pagar la deuda con intereses... después de la reunión de ELP en julio! Vaya excelente perspectiva si están barajando esa posibilidad!
La gira continuó, dos días después y fiel al plan, por Texas (dos shows en Dallas y uno en Houston) y una vez más la magia derrochó quilates. Escenarios minúsculos que ni siquiera permitieron desplegar el decorado de Manticore Hall, le proporcionaron sin embargo a los asistentes el lujo de tener a Keith y Greg a apenas 3 metros de distancia de las primeras mesas, en un entorno típico de café concert y alejado años-luz de esas opulentas arenas de 80.000 espectadores por las que supo transitar ELP en sus épocas de apogeo.
El mismo clima intimista, familiar y de gran relax, con Emo & Lakey recuperados a pleno y con su máxima energía a cuestas, se vivió durante las dos últimas semanas de la gira, la primera dedicada a todas las reprogramaciones pendientes en la Costa Este desde principios de abril, y la última consagrada a las tres nuevas fechas adicionadas sobre la marcha: otra vez los estados de Nueva York y Pensylvannia (ambos con distintos destinos) y Nueva Jersey.
Para los conciertos de cierre del 14 y 15 de mayo, E+L tenían reservado un invitado sorpresa cuya identidad conocimos directamente de primera mano cuando Greg la reveló desde su flamante página en Twitter: Ian McDonald, el multiinstrumentista del primer lineamiento de King Crimson. Radicado en Nueva York y muy próximo a cumplir sus 64, Ian suele darse una vuelta por los escenarios para acoplarse a viejos colegas, como lo hizo con Asia el año pasado. Esta vez su flauta engalanó su propia creación ("I talk to the wind" pertenece a la pluma McDonald-Sinfield) y el tradicional encore con "Lucky man". Hasta donde sabemos, era la primera vez en 41 años que Ian McDonald y Greg Lake volvían a compartir un escenario, donde interpretaron "I talk to the wind" con los mismos arreglos de flauta y voces (Greg voz líder y Ian en coros) de la versión incluida en "In the Court of the Crimson King". Uno imagina que la emoción del momento debe haber trepado al rojo vivo...
Para el domingo 16 ya quedaban atrás 27 shows a un ritmo bien excedido en demanda energética que tanto Keith como Greg pecharon con excepcional fortaleza, viviendo otro de los innumerables momentos excitantes de sus vidas. Aunque de similar impacto en su fibra íntima, no obstante ambos ofrecieron lecturas radicalmente diferentes toda vez que subieron a un escenario:
Keith: "Es una maravilla estar aquí."
Greg: "A nuestra edad, es una maravilla 'estar'... donde sea."
¿La miscelánea de esta gira? Habría tanto para destacar que una vez más deberíamos despotricar contra la tiranía del tiempo y el espacio. Al fin y al cabo, no estamos hablando de "una gira más" relacionada con ELP, sino de un reencuentro que después de 12 años de alejamiento mutuo y de la nueva recaída de la mano de Keith el año pasado, no parecía tener cabida ni en las esperanzas de sus seguidores ni en los más remotos sueños de los mismos protagonistas. Pero el paso del tiempo (factor primordial) y el enfoque diferente de la vida que esto conlleva ejercen su efecto tarde o temprano, en el mejor de los casos acortando distanciamientos, derribando barreras, curando heridas, comprendiendo lo que parecía incomprensible y perdonando lo que parecía imperdonable. Enhorabuena, Keith Emerson y Greg Lake (y Carl Palmer) no escaparon de esa lógica sensata.
Si comenzamos con los aspectos más materiales que rodearon esta gira, merece destacarse que el Management respondió a la altura de las circunstancias, cubriendo eficazmente todos los tropiezos del arranque y derribando los pronósticos más agoreros de aquellos fans que a comienzos de abril vaticinaban la cancelación de la gira completa.
La tradicional puntualidad inglesa brilló por su ausencia a la hora del inicio de la gran mayoría de los shows, y aunque ese detalle le resbala al público estadounidense acostumbrado a padecer lo mismo en todo concierto de rock, para muchos fue motivo de crispación ante el temor -los antecedentes estaban a la vista- de una nueva cancelación. Sin embargo, a excepción de los conciertos del 1, 6 y 28 de abril, los demás se acogieron a la reflexión tranquilizadora de Greg toda vez que la hora prevista para el comienzo quedaba en el recuerdo:
Se cuenta que Keith Wechsler, el ingeniero "todo-terreno" trabajando para ELP/Keith desde los '90, grabó la totalidad de los shows desde la "cabina" de Manticore Hall y algunos fueron también filmados, por lo que es de desear que, convenientemente seleccionado y producido, el material pueda ver la luz de la publicación oficial en CD/DVD en un futuro cercano. En incontables oportunidades se solicitó a la audiencia abstenerse del uso de cámaras fotográficas (con o sin flash), filmadoras y equipos de grabación de audio durante la performance. Sin embargo, como siempre sucede, aparatos furtivos (inclusive teléfonos celulares) que burlaron la vigilancia lograron captar algún material que rápidamente alcanzó la web, aunque sabemos que tanto Keith, como Greg y Carl condenan enérgicamente estas actitudes. Los más pacientes seguimos, no obstante, a la espera de un lanzamiento oficial.
Para el momento en que Keith y, especialmente, Greg habían superado sus inconvenientes de salud, el turno fue para los instrumentos y el equipamiento técnico. Más de una vez el acordeón de Keith no sonó en "C'est la Vie"... o "The Beast" se durmió cuando debía irrumpir victorioso tras el recitado de Greg en "Pirates" (Keith: "Dead one here!"; Greg: "Wake him up quick before I die!")... o el secuenciador de batería enmudeció en medio de una performance... o el bajo y la voz de Greg no resonaron con el impacto que le estaba imprimiendo su dueño. Pero en todos los casos las situaciones fueron abordadas con aplomo y un gran sentido del humor, y el público, al estar tan cerca, no sólo las comprendió y compartió, sino que hasta aventuró sugerencias. De todos modos, la intimidad del formato puso también en evidencia que los veteranos en el oficio Emo & Lakey son capaces de seguir adelante si tuvieran hasta un corte de luz!
¿Significó grandes ganancias para E+L esta gira? Es natural que todo artista persiga beneficios económicos cuando se embarca en este tipo de actividad, pero no creo que el propósito de Keith y Greg haya sido el de procurarse una buena inyección de dólares con 27 fechas. Un bajo perfil con conciertos celebrados en salas de escasa capacidad -y no siempre colmadas- en apenas 15 de los 50 estados norteamericanos no parecen indicativos de grandes expectativas monetarias. Más aún, uno puede sospechar que la frustrada escala en Colorado Springs les valió una pérdida del 100%.
A decir verdad, tampoco fueron exigentes con la audiencia: el precio de las entradas hubiera sido accesible incluso en la Argentina, por cuanto las localidades (generalmente mesas) oscilaron entre los 35 y 70 dólares por persona. Sólo un puñado de fechas incluyeron un VIP Platinum Pass que significaba desembolsar 250 dólares, pero... atenti: la tarifa comprendía una ubicación en primera o a lo sumo segunda fila, una litografía y una lámina conmemorativa E+L... y un Meet & Greet con Keith y Greg. Teniendo en cuenta que otros rockeros solicitan hasta 500 dólares sólo por su Meet & Greet, la perspectiva de tener a los dos juntos por $250 ablandó unos cuantos de los duros bolsillos norteamericanos (convengamos que la crisis del 2008 aún pega fuerte!). Es más, por alguna razón, al término del concierto reprogramado del 6 de mayo en Pennsylvania los pocos poseedores del Pase VIP colgando de su cuello fueron agasajados con un regalito extra: una invitación al "living" del tour bus, donde los sorprendidos afortunados se dieron el lujo de sentarse codo a codo con Keith y Greg, trenzados en diálogo y sesión fotográfica como si estuvieran en su propia casa!
No obstante, cerca de la medianoche que siguió la gran mayoría de los shows, dos caras extenuadas pero sonrientes y complacidas firmaron autógrafos y posaron en fotos para muchos otros fans "no-VIP" que invariablemente se agolpaban alrededor del tour bus esperando el arribo del dúo. Todos han destacado los "bear hugs", tanto de Keith como de Greg: son de los que abrazan en serio (particularmente Greg) y no sólo para posar en la foto. También son de los que saludan con un vigoroso apretón de mano -a la sazón, su "herramienta de trabajo"- y no sólo una caricia. Detalles interesantes, porque este siempre ha sido un comentario infalible de los fans de ELP en todas sus épocas, que los distancia de otros colegas del mundillo rockero.
Sin duda la franja etaria del grueso del público EL/ELP de hoy arranca desde alrededor de los 50 en adelante. Sin embargo, no sólo de "audiencias geriátricas" viven los muchachos. Conozco a jóvenes de 18 y 19 años -la edad que yo tenía cuando descubrí ELP y el rock progresivo en pleno- que han estado presentes en estos conciertos y quedaron boquiabiertos con la performance. Muchos van con sus padres (la "barra" ELP de los '70) pero muchos otros van por convicción propia y porque sienten esta música representativa de sus inquietudes y preferencias, lo que pinta un universo ELP sumamente amplio e inclusivo.
Greg va más allá cuando define este entorno como "familia" y así lo compartió con la audiencia. No sólo habla de la gran familia que él, Keith, Carl, sus respectivas esposas y sus hijos (y nietos, en el caso de Keith) han venido conformando en estos 40 años, sino que invariablemente nos incluye a nosotros, su público, presente o virtual. Keith bromea en su libro que faltó un tris para que ELP en pleno se convirtieran en improvisados parteros del nacimiento de su primer hijo Aaron, al término de un show en 1970. Es esa familia, según Greg, que "ha crecido con la música y esa música se ha ido tejiendo a lo largo de nuestras vidas como si fuera un tapiz". Como buen poeta, sabe describir sensaciones con particular elocuencia...
Ya bien en lo profundo del aspecto humano, más allá de la magnificencia de la música ofrecida, esta gira ha sido una fascinante travesía a la nostalgia, sí, pero al mismo tiempo fue un momento de libre confluencia entre artistas y público, en un marco de plena comunicación y apreciación mutua. Casi todos los asistentes habitués de conciertos de ELP han coincidido en afirmar que nunca habían tenido la oportunidad de apreciar tan en profundidad ("up close and personal") a Keith Emerson y Greg Lake como en esta gira.
Tal vez el rasgo más notorio que Greg y Keith dejaron al descubierto fue el afecto y la admiración que discurren por ambos en sentido decididamente bidireccional y que han cobrado una dimensión propia, plagada de sonrisas permanentes y abrazos frecuentes. De hecho tales actitudes no han sido ajenas a ELP, pero esta vez muchas portaron una carga profundamente emotiva.
Solidarios el uno con el otro, Keith no sólo invitó a sus casi 10.000 seguidores de su página en Facebook a enviar a Greg mensajes de aliento durante la pausa obligada por su laringitis (en realidad, el Official Forum de Greg estaba inundado con nuestros deseos de pronta recuperación), sino que durante los primeros conciertos en que el benjamín del dúo subía al escenario rengo y con sendos dolores de tobillo y garganta, le tendió siempre un brazo seguro en qué apoyarse. Greg por su parte manifestó en todo momento un fervor idolátrico por Keith, aplaudiéndolo como si fuera un miembro más de la audiencia. Alguien dijo: "No vale! Greg es el fan más entusiasta de Keith y lo observa desde la mejor ubicación!" Y es cierto. Toda vez que Keith ejecutó su solo, Greg nunca abandonó el escenario -como ocurría con ELP durante los momentos solistas de cada uno- sino que fue un oyente obsecuente, completamente fuera de la luz del reflector, sentadito, inmóvil, ojos cerrados, manos abrazando el bajo o la guitarra y mente en el más puro y rotundo éxtasis. Esta actitud capturó la atención de unos cuantos asistentes movidos por la singular demostración de afecto.
En todo caso, las constantes ovaciones de pie que recibieron estas dos leyendas a lo largo de sus 27 shows y las lágrimas en las mejillas de tantos miembros del público que acompañaron cada minuto de música, mucho hablan de los variados matices de ese gigantesco tapiz lleno de vidas que se viene tejiendo desde hace cuatro décadas.
¿Futuro? Prometedor. Unos pocos días de descanso para los tres -Carl acaba de concluir también una exitosa gira con Asia por Europa y Japón- precederán el inicio de los ensayos con vistas a la reunión de ELP en el High Voltage Festival.
Los rumores de una posible gira de ELP después del Festival han cobrado más ímpetu desde que en los últimos shows de E+L los muchachos aventuraron algunas pistas durante sus Q&A. De seguir unido tras el Festival, ELP se convertiría en el único grupo de la era dorada del rock progresivo de los '70 vigente en el tapete actual con su formación original. Sin embargo, los compromisos de Carl siempre habrán de marcar el calendario: Asia tiene todo el mes de agosto reservado en Estados Unidos y la Carl Palmer Band se encuentra escribiendo su agenda prevista para finales de este año. En todo caso, si ELP emprendiera una gira, tanto Estados Unidos como Inglaterra -y posiblemente el resto de Europa- son plazas aseguradas. ¿Lo que queda del mundo? Incógnita.
Por otro lado, no desviemos la atención del material nuevo que Keith y Greg tienen compuesto desde el año pasado, que no fue estrenado en esta gira y del que todavía ignoramos si a la postre verá la luz en el formato E+L o el formato ELP. Una vez más, "only time will tell".
De algo sí tenemos la plena certeza: hay movimiento en la estructura ELP y el lanzamiento de E+L es parte de esa puesta en marcha.
Lo curioso es que lo que surgió como lanzadera se ha convertido, tal vez sin quererlo, en una entidad con vida propia. Es dable imaginar que este formato íntimo e informal difícilmente pueda enmarcarse en el contexto ELP, el que sin duda congregaría audiencias mucho más numerosas.
¿Cómo manejarán Keith y Greg este sorpresivo y exitoso spin-off que por su formato ya sentó un precedente en la arena rockera?Después de todo, se jugaron con este nuevo emprendimiento a la edad en que otros se jubilan... con resultados sumamente halagadores traducidos en una muestra conjunta de talento sin fin y bravura a prueba de obstáculos.
Si planean seguir sólo con ELP, pues tarde piaron estos muchachos. Ahora Emerson+Lake, la aventura que los llenó de satisfacción, ya se ganó su lugar en el corazón del público y una eventual gira E+L por los escenarios del mundo se ha sumado indefectiblemente a la categoría de esos sueños que a muchos aún nos quedan por concretar.
Para los curiosos y detallistas que lean inglés, aquí van algunos reviews de lujo (muchos con fotos):