Emigrantes españoles

Publicado el 31 julio 2018 por Cronicasbarbaras

Durante el siglo XX hasta 1973 emigraron hacia América y al centro de Europa unos cuatro millones de españoles huyendo de la miseria, y que se sepa ni uno solo de ellos se enfrentó violentamente a las autoridades fronterizas de los países donde les impedían entrar.

La gran masa de ellos carecía de formación profesional, muchos eran analfabetos, pero poseían elevada educación social mostrada en su respeto a las leyes e instituciones de donde llegaban.

Las oenegés y las organizaciones religiosas disculpan los asaltos masivos y violentos a las fronteras en Ceuta y Melilla de inmigrantes alegando que los españoles también emigraban.

Sí, pero aquellos españoles no eran menos pobres que los africanos actuales, al menos a principios del siglo XX, y acudían a donde había trabajo abundante y los necesitaban, mientras que el paro está aquí ahora en el 16%.

Tampoco recibían ayudas públicas, sino que dependían inicialmente de la solidaridad ente compatriotas; tenían que crearse sus propios centros médicos.

Los emigrantes hacia Iberoamérica solo eran aceptados además si poseían un visado concedido tras comprobar que no padecían las entonces abundantes enfermedades infecto contagiosas, la ausencia de antecedentes penales y una buena conducta reconocida y firmada por autoridades civiles, incluso párrocos; además, debían poseer una invitación notarial de alguien con bienes suficientes para avalarlos.

Así, las autoridades de los países receptores lo sabían todo acerca de cada español, mientras hoy se desconoce todo de los africanos. Y si llegan enfermos reciben la atención médica que los españoles tienen que pagarle a la seguridad social, incluyendo los tratamientos más onerosos, como los trasplantes. Y si yo fuera un enfermo africano, y son muchos millones, pagaría cualquier cantidad para llegar a España donde me atenderán en sus hospitales.

Los inmigrantes son necesarios, pero también lo es conocer su pasado, por lo que debe reflexionarse, primero, sobre debe admitirse a quien agrede a policías y guardias civiles.

Y recordarse que un diez por ciento de la población aquí es inmigrante pero que quizás por falta de controles a la entrada supera el treinta por ciento de los reclusos, y la mitad de los autores de los asesinatos machistas son también inmigrantes.

Decirlo aunque sea políticamente incorrecto no es racista: es información para que cualquiera opine disponiendo de distintos ángulos de análisis.

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SALAS

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OTRAS COSAS. ESTE NO ES UN EMIGRANTE. ES UN PROTOTIPO DE PATRIOTA LAZI