[NUNCA ENCONTRÉ MI SITIO]
Nunca encontré mi sitio;
así que decidí robarle el agua a los delfines,
el aire a las cometas,
su pirueta al pájaro.
Nunca encontré mi sitio
ni fui capaz de hallar la luz
o el fuego
de la perenne juventud.
Mi sangre se transmuta del verde al bermellón.
Apenas queda tiempo para llorar
muy lentamente en los relojes.
Emilio Amor. Territorio perdido. Cuadernos Heracles y Nosotros, 2014.