Por Gabe Abrahams
Fuentes: Rebelión
Emma Sharp fue una caminadora pionera que consiguió una gesta histórica al completar una caminata de 1.000 millas en 1.000 horas en 1864. Fue la primera mujer en conseguirlo.
Emma Sharp nació en Bradford (Inglaterra) en 1832 o 1833, según las diferentes fuentes consultadas. Durante el siglo XIX, Bradford alcanzó su esplendor como centro internacional de la industria textil, en concreto de la lana. Y Emma Sharp y sus familiares fueron parte de esa realidad social y del obrerismo del Bradford industrial de la época.
Emma Sharp se casó muy joven con John Sharp, un mecánico que más tarde se convirtió en un obrero del complejo industrial Bowling Iron Works, y ambos tuvieron dos hijos. En 1853, nació Isaac y, en 1860, siete años después, Emma Jane.
Al cumplir los treinta años, Emma Sharp se interesó por las caminatas de grandes distancias, es decir las caminatas Multiday. Y, tras tener noticias de que una caminadora australiana había tratado de alcanzar sin éxito la distancia de las 1.000 millas, decidió intentarlo ella con la peculiaridad de que las 1.000 millas las llevaría a cabo en 1.000 horas.
Como referencia anterior en el tiempo, Emma Sharp tenía la caminata de 1.000 millas en 1.000 horas realizada por el escocés Robert Barclay Allardice en 1809. El famoso Capitán Barclay, miembro de una familia de cuáqueros y pariente también de los fundadores del Barclay Bank, había completado su hazaña de recorrer 1.000 millas en Newmarket, Inglaterra.
Emma Sharp quiso demostrase a sí misma que podía caminar 1.000 millas y también quiso demostrarle al mundo que las mujeres eran tan capaces como los hombres de realizar tamaña gesta. La tataranieta de Emma Sharp, Kathy Nicol, explicó en una entrevista hace pocos años que «Emma Sharp caminó 1.000 millas para demostrar que podía hacerlo y para poner a las mujeres en el mapa».
Emma Sharp empezó su caminata de 1.000 millas el 17 de septiembre de 1864 y la concluyó 42 días después, es decir el 29 de octubre del mismo año. Durante las seis semanas que duró el reto, Emma Sharp caminó muchas horas cada día por un circuito reducido de 120 yardas, en los alrededores del pub Quarry GAP en Dick Lane, cercano a Bradford, descansando y reponiendo fuerzas en una estancia del pub preparada para tal menester.
Durante la caminata, Emma Sharp se enfrentó principalmente a dos problemas. En los inicios de la misma, se le hincharon los tobillos, pero con el paso de los días se recuperó. Durante todo el transcurso de la caminata, además, padeció una prensa y un público hostiles. La prensa la criticó con argumentos machistas, señalando su ropa «masculina» o cuestiones similares, y el público le siguió el juego, utilizando unos y otros todo tipo de estrategias para que no finalizase la caminata. Emma Sharp observó que el ambiente hostil hacia ella iba a más y, en los últimos dos días de la caminata, portó una pistola, con lo cual demostró que sabía defenderse y que su voluntad de terminar las 1.000 millas era simplemente inquebrantable.
Ante miles de espectadores, con su pistola, un bastón corto en una mano y un sombrero de paja, Emma Sharp cruzó la línea de meta a las 5:15 de la mañana del 29 de octubre de 1864 y se convirtió de esa forma en la primera mujer en completar una caminata de 1.000 millas en 1.000 horas.
Emma Sharp culminó su gran caminata, gracias a saber superar tanto sus problemas físicos como la intolerancia machista de su tiempo.
Las 500 libras esterlinas que ganó Emma Sharp, por medio de las entradas que pagaron miles de personas para verla caminar, fueron empleadas por la caminadora para fundar una empresa. Con el dinero, Sharp fundó un negocio de fabricación de alfombras en Laisterdyke, en el área de Bradford.
Emma Sharp caminó 1.000 millas siendo joven para este tipo de esfuerzos, pero nunca más llevó a cabo un reto similar. De hecho, no se tienen muchos datos sobre su vida tras su gran gesta. Se sabe, eso sí, que falleció en 1920 según la mayoría de las fuentes, es decir cuando se encontraba cerca de los noventa años, una edad muy avanzada para la media de su época, y que dejó descendencia. Una descendencia que, por cierto, la recuerda, dando a conocer su memoria. Su nieta Ann Land conservó el bastón que llevó su abuela Emma durante su caminata de 1.000 millas. Y su tataranieta Kathy Nicol habló hace algunos años en entrevistas de su tatarabuela Emma, su caminata y su lucha en pro de la igualdad de las mujeres.
Tras el fallecimiento de Emma Sharp, y ya pasada la mitad del siglo XX, surgieron otras caminadoras de grandes distancias extraordinarias tras su estela como la rusa Barbara Moore, sobre la que escribí en su momento un artículo biográfico, ola inglesa Ann Sayer, la cual había destacado en remo a nivel internacional antes de dedicarse a las caminatas de largo recorrido. Todas ellas le debieron mucho a Emma Sharp, la gran caminadora del siglo XIX, y a su memorable caminata de las 1.000 millas, ya que, en cierta forma, les abrió el camino por el cual varias décadas después transitaron.
Emma Sharp ha pasado a la historia por ser la primera mujer que consiguió caminar 1.000 millas en 1.000 horas, una gesta extraordinaria en un tiempo difícil para el deporte femenino y la igualdad. Pero también ha pasado a la historia por su valiente lucha contra la intolerancia de su tiempo, lo cual provocó que las caminatas Multiday tuviesen entre sus practicantes a mujeres y que hayan llegado así hasta nuestros días.
Por todo eso, que no es precisamente poco, la memoria de Emma Sharp ha permanecido en el tiempo, a pesar de haber transcurrido más de un siglo y medio de su enorme gesta de las 1.000 millas y más de un siglo de su fallecimiento. A día de hoy, son muchos los que la recuerdan y la admiran. Y son muchos los que la tienen muy presente. Pura justicia.
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