Emoción dos viños (1)

Por Louzan
La verdad es que llevo un par de días dándole vueltas al evento de este sábado en Tui y no he encontrado aun un modo fácil y abierto de describir lo que allí pasó.
Y no hablo de nada malo, o de detalles que enturbiaran una jornada de pura pasión para unos y de descubrimiento para otros, no. Hablo de lo difícil que es definir un sentimiento cuando no esta bajo tu control. Con muchos de los vinos presentes en esta segunda edición de "Emoción dos viños" 2012 tengo una relación especial. Alguno de ellos me descubrió un mundo mas allá del marqueting y la publicidad que rodea a las grandes bodegas. Otros me revelaron una suerte de paraíso del "aficionado instruido" y algunos son tan constantes como un diapasón en ofrecer ni mas ni menos que la verdad de lo que son, de sus orígenes, de su terruño e de quien los elabora. Y compendiar en un único lugar como el Claustro de la catedral en Tui un cantidad tan grande de estos referentes es, como mínimo, muy complicado.
Debemos por ello agradecer a Antonio Portela y la Viñoteca de Garcia su esfuerzo ingente para que todo saliese bien, a los viticultores-vinicultores el suyo por participar con tan grande generosidad para con todos los presentes y a quien se me olvide lo que quiera que haya hecho por facilitar que, en un solo día, uno pueda lograr una visión general de "momentum" actual del vino en Galicia. Del vino de verdad. Hasta aquí la objetividad. Vayamos con cuestiones de gustos.
De lo mucho probado y catado tres cosas me tienen particularmente contento. La primera, ver que los pilares básicos de este modo de entender la viña y el vino parecen soportar con cierta solidez un momento malo para todo y también, evidentemente, para vender vino. Rias Baixas, Ribeira Sacra y Ribeiro siguen con fuerza abanderando el crecimiento metro a metro y viñedo a viñedo de un competo de vino que va mas allá de lo puramente comercial. Lamento que Valdeorras y Monterrei sigan siendo una vez mas la excepción que confirma la regla (las bodegas y los vinos que emocionaban en estas
DO´s cuando me alejé del vino siguen siendo las únicas dignas de mención cuando regreso a este mundo dos años después. Escaso bagaje, nuevo crecimiento, en base al menos a lo visto en este evento).
Emoción dos viños (1)Por otra parte, desde mi absoluta subjetividad habitual, cuatro bodegas congregan mi atención tras la jornada del sábado de modo claro y, porque no repetirse, emocionante. En Rias Baixas Tricó y el alivio de ver que la salud de un proyecto de lo mas ilusionantes en una DO que vive del prestigio dilapidado a lo largo de décadas sigue vivo y alerta. Tanto por lo Tricó que siguieron a aquel 2007 legendario y que probamos en esta jornada (principalmente Trico 2008) como el nacimiento de Nicolás 2010, vino complejo que deberá ser evaluado tras un tiempo prudencial a la vista de sus virtudes y "handicap" de partida (nacer con 15º y que tengan que rebajarte con vino joven para tratar contigo es nacer con complicaciones, no cabe duda). Junto a los hijos de Jose A. López también Zárate, bodega familiar donde el respeto a la historia parece seguir siendo lo principal y que sigue ofreciendo las bases fundamentales del albariño en su vertiente mas "amistosa", a saber; frescura, perfume y suavidad sin perder clase.
Emoción dos viños (1)No quiero olvidar aquí al gran Rodrigo Mendez y Leirana. La velocidad a la que se vuelve mas cotidiano y quizá previsible su Leirana básico es la misma a la que mejoran y convencen el resto de sus elaborados, incluido alguno que, por su grado experimental, llego sin etiquetar a la cita. Tintos y blancos siguen un buena forma y algunos, como el Goliardo Caiño no pierden un ápice de elegancia, frescura y diversión.
Fuera y dentro de los blancos capitulo a parte para Luis Rodriguez, A Viña de Martín y A Torna dos Pasas. Cuando el actual (por poco tiempo ya) presidente de la DO Ribeiro decidió embotellar aquellos blancos y tintos con y sin barrica en el convencimiento de que años después sus augurios de longevidad y categoría se verían recompensados, estoy seguro de que no esperaba un resultado tan extraordinario. Viña de Martín Escolma de 2003 no solo es un gran vino, es mucho mas. Es una boca excelente, aterciopelada, suave pero con cierto "animo de revancha" como si no quisiera terminar de despegarse de pasadas acideces y juventudes. La nariz es mas pálida, porque nueve años son bastantes y porque la fruta exuberante va dando paso a otra serie de aromas a tarta de manzana o hierbas aromáticas (hinojo, anises...). Genial.
(Sigue)