EMOCIONA o desaparece como MARCA

Publicado el 15 febrero 2017 por Marketing News Marketing News @Marketingn

Autos, viajes, bancos, universidades, teléfonos, museos, perfumes, recitales, moda, shoppings, apartamentos.
Facebook, televisión, internet, radio, celulares, vía pública, You Tube, e-mails, medios impresos y más internet.
Cientos de miles de marcas intentan vendernos sus productos. Las distintas plataformas mediáticas nos inundan de ofertas y propuestas. Contaminación y saturación por doquier.

Más de 5.000 impactos publicitarios diarios sobre nuestra mente y nuestro cuerpo. Está científicamente demostrado que sólo percibimos un 10% de todas esas propuestas. En este caso, percibir significa “creer vagamente” que hay algunas marcas que nos están queriendo contar sus historias.
La capacidad real del cerebro para retener y afianzar corresponde al 1% de esos 5.000 impactos diarios. Y las noticias se ponen aún peores: ese porcentaje (el 1%) está sólo destinado a las marcas afines, aquellas con quienes ya tenemos vínculo, empatía y cierto grado de relación. ¿Y todo el resto? Bien, gracias.

Esto es, amigos, como en la vida misma: presto atención, hablo, interactúo y le respondo a aquellas personas con quienes tengo algún tipo de vínculo. Formo mi círculo de confianza, me aíslo del resto y quien quiera entrar dentro de ese espacio sagrado tiene que venirme con una propuesta distinta, un dialogo diferente, un relato superador, una experiencia única. Es primitivo. Está en nuestro ADN. No lo manejamos de manera consciente, lo comanda el cerebro reptil, aquel que opera con los más básicos instintos del ser humano.
Cuando escribo sobre Marketing me gusta incomodar para estimular el pensamiento creativo. Para distraerse y divertirse está Netflix. 

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Por ende, allí va la primera pregunta “molesta”: ¿de qué lado está tu marca en la mente de la gente? ¿Formas parte del 99% que es sólo decorado y publicidad invasiva? ¿O estás del lado de los ganadores, en ese minúsculo (pero rentable) espacio del 1%?
Pongámonos un poquito más técnicos: ¿es tu producto un Comodity o propone claramente una oferta de valor diferenciadora? Hay cientos y miles de definiciones de commodity. A mí me gusta decir que lo eres cuando, en definitiva, tu consumidor no te encuentra diferente al resto. Y cuando no logras mostrar tus atributos diferenciadores – odio llegar a este punto – ya sé lo que haces: bajas los precios.

Y cuando bajas los precios nadie sale ganando, ni siquiera tu consumidor, a quien le quitas la posibilidad de escogerte por criterios valiosos y constructivos. Como bien explica el colega y amigo colombiano David Gómez en su magnífico libro Bueno, Bonito y Carito (2016), el problema no es el precio de las cosas; el inconveniente nunca es el dinero, ya que este aparece de un modo u otro. El problema es darle motivos superadores a las personas para que entiendan que deben darme esos billetes a mí y no a la competencia.
Sólo hay que usar la lógica para entender que absolutamente nadie con dos dedos de frente pagaría un poco más por algo que luce igual y que definitivamente no aporta nada diferente ¡Ni siquiera 10 céntimos!

Por Licenciado David Castejón
Experto en marketing, publicidad y branding

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