- Los más pequeños, imitamos la expresión gestual de cada una de ellas, incluso su onomatopeya (el llanto, la risa, la sorpresa...).
- Otros ya podemos identificarlas si las nombramos, y señalar la imágen que corresponda.
- Los más mayores, podemos iniciarnos en la interpretación oral de estas experiencias y tratar de contextualizarlas, explicando causas posibles.
El lenguaje no sólo sirve para conseguir lo que necesito, sino para expresarme tal y cómo soy.