El pasado 13 de junio Isabel Ambrosio, candidata del Partido
Socialista Obrero “Español”, era elegida alcaldesa de Córdoba, gracias a los
votos de los 7 concejales socialistas, los 4 de Izquierda Unida o los otros 4
de Ganemos. Se convertía así en la regidora de la Ciudad de los Califas con
menor apoyo popular. Y ese día en su discurso decía muchas cosas, cosas que no
ha aplicado en sus políticas, pues se le están viendo unas maneras radicales,
sectarias y revanchistas.Entre otras cosas en su discurso decía que le gustaba la
personalidad de Córdoba, que los cordobeses habían pedido consenso y diálogo (y
que esas quería que fueran las señas de identidad de esta nueva etapa) y que se
debía dar solución a los verdaderos problemas de la gente. También se refería a
los colectivos que vertebran la sociedad cordobesa, con los que contaba para
los grandes proyectos de la Ciudad. Y añadía que Córdoba no ha de ser la ciudad
del rencor y la revancha.Algo que le ha durado muy poco, pues desde el primer día se
ha dedicado a actuar contra sus propias palabras. Y es que Isabel Ambrosio y el
PSOE han caído en manos de los radicales, o a lo mejor tenemos que empezar a
pensar que ellos mismos son los radicales.Y desgraciadamente tenemos muchos ejemplos en estos primeros
meses de gobierno municipal. Ahí queda el minuto de silencio por los bombardeos
franceses, o la votación contra el “Pacto antihiyadista”, la retirada de
subvenciones a numerosas entidades y asociaciones, el ridículo nacional de la Cabalgata
de Reyes y la decisión contra los espectáculos taurinos en Córdoba. Y todo esto
en medio año… ¡La que nos espera!Unas decisiones contra una importante parte de la población,
contra la mayoría de los cordobeses, y que dejan muy entredicho el propio
discurso de la alcaldesa. Está claro que las palabras se las lleva el viento y
que por sus hechos los conoceréis. Ya empezamos a conocer (y a sufrir) a Isabel
Ambrosio…